Avanzo sigilosamente por la pasarela de servicio elevada, siguiendo la débil pero persistente resonancia Mecanista con la ayuda del Sintonizador de Ecos. El túnel de tránsito permanece silencioso y vacío, pero la sensación de peligro latente no me abandona.
Después de unos minutos de avance cauteloso, llego a una sección donde el túnel se ve interrumpido por una enorme compuerta blindada. Estas compuertas, diseñadas para sellar sectores enteros de la ciudad en caso de emergencia o cuarentena, son reliquias imponentes de una era de mayor control centralizado. Esta en particular está dañada; se encuentra atascada en un ángulo precario, dejando una abertura irregular de varios metros de ancho. Más allá de la compuerta entreabierta, el túnel parece continuar hacia una zona aún más oscura y ruinosa, sumida en una penumbra casi total. Los Distritos Comerciales Abandonados.
La resonancia Mecanista que estaba siguiendo es mucho más fuerte aquí, claramente centrada alrededor de la compuerta atascada y el área inmediatamente posterior. Pero mientras me acerco, el Sintonizador de Ecos capta algo más, mezclado con la fría lógica metálica de los Mecanistas.
Ecos de violencia. Reciente. Muy reciente.
Siento las agudas punzadas de miedo y dolor grabadas en el aire. La energía residual de armas de energía siendo disparadas. El estallido caótico de una lucha desesperada. Algo malo ha pasado aquí.
Me detengo antes de llegar a la abertura, pegándome a la pared de la pasarela, oculto en las sombras. Con extrema precaución, me asomo por el borde de la compuerta atascada, mirando hacia la oscuridad más allá.
La escena es un caos de destrucción. La tenue luz de las luminarias distantes del túnel y las chispas intermitentes de cables de energía rotos iluminan una carnicería. Veo los restos destrozados y humeantes de varios drones Mecanistas, pequeños exploradores robóticos ahora reducidos a chatarra retorcida. Las paredes más allá de la compuerta están acribilladas con marcas de quemaduras de bláster, testimonio de un tiroteo intenso.
Y veo cuerpos.
Al menos tres figuras con los característicos monos grises de los Mecanistas yacen inmóviles en el suelo polvoriento, sus modificaciones cibernéticas destrozadas o arrancadas, rodeadas de charcos oscuros que brillan débilmente a la luz de las chispas. La forma en que han muerto... no parece obra de simples disparos de bláster. Están desmembrados, aplastados, como si hubieran sido atacados por una fuerza brutal y salvaje.
Mi estómago se revuelve. ¿Qué clase de lucha ocurrió aquí? ¿Una banda rival? ¿Criaturas de las profundidades?
Y entonces, en medio de la carnicería, veo otra figura. Está de espaldas a mí, inclinada sobre uno de los cuerpos Mecanistas caídos, como si estuviera examinándolo o buscando algo. Es alta, inquietantemente delgada, vestida con harapos oscuros que parecen absorber la poca luz disponible...
Un escalofrío glacial me recorre la espalda, reconociendo la silueta antes incluso de que mi mente procese la información.
El Cazador de Ecos.
Está aquí. Y acaba de masacrar a un equipo Mecanista.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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