Transmisión 108

Fecha: 18.04.2189 Hora: 02:01

Retrocedo instintivamente un paso en la pasarela de servicio, el corazón martilleándome contra las costillas con tanta fuerza que temo que el sonido alerte a la criatura. El Cazador de Ecos. Aquí. No solo ha sobrevivido a la explosión y al colapso de la compuerta que provoqué antes (¿o quizás nunca estuvo allí y esta es otra ruta?), sino que ha encontrado y masacrado a un equipo Mecanista. La brutalidad de la escena es aterradora. Esta cosa no solo caza Resonantes; destruye cualquier cosa que se interponga en su camino o que considere una... perturbación.

Mientras observo horrorizado desde las sombras, paralizado por el miedo, el Cazador parece encontrar algo de interés en el cuerpo Mecanista sobre el que estaba inclinado. Con uno de sus dedos largos y afilados, extrae un datapad de un bolsillo del mono gris. Es un modelo estándar Mecanista, similar al que yo perdí en mi huida inicial.

La criatura sostiene el datapad por un momento, sus múltiples ojos rojos fijos en la pantalla oscura. No intenta encenderlo ni manipularlo físicamente. En lugar de eso, siento una oleada de energía fría y absorbente emanando de él, enfocada en el dispositivo. Es como si estuviera... bebiendo la información directamente del datapad, absorbiendo los datos almacenados a través de algún tipo de interfaz psíquica o energética. ¿Está buscando información sobre mí? ¿Sobre los planes Mecanistas? ¿O simplemente absorbiendo conocimiento como parte de su naturaleza depredadora?

Después de unos segundos, el Cazador deja caer el datapad ahora inerte y probablemente borrado al suelo, donde aterriza con un ruido sordo entre los escombros. Y entonces, muy lentamente, se gira.

Sus múltiples ojos rojos barren la oscuridad más allá de la compuerta caída, pasando por encima de mi escondite en la pasarela. Pero sé, con una certeza helada, que me ha sentido. Mi intento de silenciar mi Eco, mi presencia psíquica, es inútil contra esta criatura. Quizás el Sintonizador de Ecos me ayuda a percibirlo a él, pero no me oculta de su percepción vacía.

<< Archivero... >>

La voz fría y sin emociones resuena directamente en mi mente, más fuerte esta vez, casi conversacional, pero teñida con una especie de satisfacción helada, como un depredador que disfruta jugando con su presa.

<< Te acercas. Buscando conocimiento. Buscando aliados entre las máquinas rotas. >> La voz hace una pausa mental, como si contemplara la carnicería a su alrededor. << Pero solo encuentras... entropía. Disolución. El destino inevitable de toda complejidad. >>

El Cazador comienza a deslizarse hacia la abertura de la compuerta caída, moviéndose con esa gracia antinatural y fluida que desafía su forma retorcida. Viene hacia mí.

El pánico me inunda, rompiendo la parálisis del miedo. No puedo luchar contra él. No puedo huir hacia atrás, hacia el túnel principal donde los Silenciadores podrían estar esperando o donde la explosión podría haber atraído a otros peligros. Estoy atrapado en esta pasarela elevada, con el Cazador acercándose desde la única salida aparente.

Necesito una distracción. Algo grande. Algo que lo detenga, aunque sea por un momento. Mis ojos recorren frenéticamente mi entorno inmediato: la compuerta caída, los mecanismos dañados, los cables chisporroteantes... Necesito crear caos. Ahora.