TRANSMISIÓN 109
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Transmisión 109

Transmisión 109

Fecha: 19.04.2189 Hora: 02:02

El pánico es una oleada helada que amenaza con paralizarme mientras el Cazador se desliza hacia mí a través de la abertura de la compuerta caída. No puedo luchar. No puedo huir por donde vine. Necesito una distracción. Algo grande. Algo que lo detenga, o al menos, que me dé una oportunidad para escapar.

Mis ojos, desesperados, se fijan en la propia compuerta blindada, o lo que queda de ella. La enorme masa de metal está precariamente atascada, y los mecanismos que la controlaban están claramente dañados por alguna lucha anterior o por el propio paso del tiempo. Veo cables de energía chisporroteando erráticamente. Siento, a través del Sintonizador de Ecos y mi propia sensibilidad, la energía inestable contenida en su interior: Ecos de metal retorcido bajo una tensión inmensa, de sistemas hidráulicos fallando, de energía arcana o eléctrica contenida a punto de estallar. Es una bomba de relojería improvisada.

Es una idea demencial. Intentar manipular esa cantidad de energía inestable podría matarme. Podría derrumbar todo el túnel sobre mí. Pero es la única opción que se me ocurre en esta fracción de segundo. Crear caos para escapar del caos.

Cierro los ojos, ignorando la figura oscura que se acerca. Reúno toda mi resonancia, toda mi voluntad de sobrevivir, todo el miedo y la desesperación que siento. Me enfoco intensamente en los Ecos de la compuerta dañada, en esa energía inestable que bulle en sus mecanismos rotos. No intento controlarla, no intento repararla. Hago lo contrario. Tiro de ella. La agito. La provoco. Con toda la fuerza de mi mente, empujo esa energía hacia el punto de ruptura, buscando liberar su potencial destructivo de golpe.

¡AHORA!

El resultado es mucho más violento, mucho más catastrófico de lo que había anticipado.

La compuerta blindada, de toneladas de peso, emite un gemido agudo y prolongado, como el grito de un titán metálico moribundo. Los cables de energía cercanos explotan en una lluvia cegadora de chispas blancas y azules que iluminan el túnel como un relámpago artificial. Los mecanismos hidráulicos revientan con la fuerza de múltiples explosiones, lanzando fragmentos de metal al rojo vivo en todas direcciones como metralla incandescente.

Y la propia compuerta, liberada de las últimas ataduras que la mantenían precariamente en su lugar, comienza a caer.

Lenta al principio, con una inevitabilidad aterradora, luego ganando velocidad rápidamente, la enorme masa de metal se desploma hacia el suelo del túnel.

Me había lanzado hacia atrás en la pasarela en el instante en que sentí que la energía se descontrolaba, cubriéndome instintivamente la cabeza con los brazos. El impacto de la compuerta contra el suelo es apocalíptico. Un estruendo ensordecedor que resuena en mis huesos, sacudiendo toda la estructura del túnel. La onda de choque me golpea como un ariete invisible, lanzándome violentamente contra la pared metálica de la pasarela. El aire se llena de polvo, humo y el olor acre del metal quemado y el ozono.

Escombros llueven a mi alrededor. He creado mi distracción. Ahora solo espero haber sobrevivido a ella.

Transmisión recibida: 4/17/2025

ID: 109