Al otro lado de la puerta oxidada, me encuentro en un mundo completamente diferente al de los túneles y conductos de los que vengo. Estoy en un pasillo estrecho y mal iluminado, apenas más ancho que mis hombros extendidos. Las paredes, de un material sintético agrietado y manchado, están cubiertas de grafitis superpuestos y chorretones de humedad oscura. El aire es espeso y huele intensamente a una mezcla desagradable: comida rancia, cuerpos sin lavar, el humo acre de combustible de baja calidad quemándose en algún lugar cercano, y un trasfondo general de moho y decadencia.
A lo lejos, oigo el murmullo confuso de muchas voces, el llanto agudo de un niño que no cesa, música distorsionada y metálica procedente de algún altavoz barato y roto. He vuelto a la Oakhaven "habitada", o al menos, a sus estratos más bajos y desesperados. El Sector Residencial 8-Delta.
Pero el asalto sensorial más intenso no es físico, es psíquico. Después del relativo silencio de las profundidades y los túneles de servicio, los Ecos aquí son abrumadores. Es una cacofonía ensordecedora, el ruido blanco psíquico de miles de vidas apretujadas en un espacio demasiado pequeño. Siento una mezcla caótica y constante de miedo latente, pequeñas esperanzas frágiles, aburrimiento aplastante, ira contenida y una profunda resignación. Es el sonido mental de la supervivencia diaria en la Necrópolis, una lucha constante por el espacio, los recursos y la cordura.
Mi sensibilidad, aún recuperándose y ahora expuesta a este torrente, lucha por procesarlo todo. Siento una punzada de dolor detrás de los ojos, una sobrecarga inminente. Rápidamente, saco el Sintonizador de Ecos que Gear me dio y me concentro en él, intentando aplicar las técnicas de filtrado que me mostró. Intento amortiguar el ruido de fondo, crear una pequeña burbuja de silencio mental a mi alrededor.
El Sintonizador ayuda, el cristal ámbar brilla un poco más mientras enfoco mi voluntad, pero solo parcialmente. La cacofonía se atenúa ligeramente, volviéndose un rugido sordo en lugar de un grito agudo, pero sigue ahí, presionando desde todas partes.
Me doy cuenta de que necesito adaptarme rápidamente. Mi túnica de archivero, incluso sucia y rasgada como está, me marca como un extraño, un "pájaro de arriba" fuera de lugar. Necesito ropa nueva, ropa que me permita mezclarme con este entorno. Necesito pasar desapercibido. Y necesito información: dónde estoy exactamente, cuáles son los peligros específicos de este sector, cómo puedo encontrar una ruta segura hacia mi próximo objetivo (sea cual sea).
Mi breve respiro ha terminado. La supervivencia en este nuevo entorno requerirá un tipo diferente de sigilo y astucia.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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