Transmisión 121

Fecha: 01.05.2189 Hora: 03:40

Mientras Scrappy trabaja febrilmente en su consola, conectada directamente a la Red de Sombra a través de su interfaz neural, yo espero en silencio en medio de su caótico taller. El tiempo apremia. Cada segundo que pasamos aquí aumenta el riesgo de que nos encuentren.

Para mantenerme ocupado y, con suerte, útil, saco de nuevo el Sintonizador de Ecos que Gear me dio. El pequeño disco de latón y cobre se siente ya un poco más familiar en mi mano. Cierro los ojos y me concentro, intentando practicar la calibración, filtrar el ruido ambiental del taller (el zumbido de la electrónica de Scrappy, el goteo lejano, mi propia respiración) y enfocar mi sensibilidad.

El dispositivo es sorprendentemente efectivo una vez que le cojo el truco. Siento cómo me ayuda a organizar el flujo caótico de Ecos, a identificar firmas específicas con mayor claridad.

Enfoco la resonancia de Scrappy, justo frente a mí. Siento su intensa concentración mental, la lógica fría mezclada con una intuición orgánica mientras navega por los datos de la Red. Siento su determinación férrea y esa curiosa conexión subyacente con la música, incluso cuando está inmersa en el código y los esquemas.

Luego, extiendo mi búsqueda. Intento localizar a Gear, el técnico que me ayudó. Su Eco es ahora muy débil, distante, perdido en el ruido general de los niveles superiores. Parece haberse alejado mucho.

Busco a los Mecanistas. Siento solo los Ecos fríos y residuales de su tecnología cerca de la compuerta caída donde ocurrió la masacre. No detecto ninguna presencia Mecanista activa cerca. Quizás el ataque del Cazador los ha hecho retirarse de la zona, o quizás simplemente no están operando activamente en este sector ahora mismo.

Finalmente, con un escalofrío de temor, busco al Cazador. Su firma sigue ahí. Inconfundible. Ese vacío frío, esa ausencia depredadora que se siente como una mancha en la realidad. Todavía está relativamente cerca, probablemente al otro lado de la compuerta caída que bloqueé. Siento su frustración, su paciencia antinatural. Está buscando una forma de rodear el obstáculo, o quizás esperando a que yo cometa otro error. La sensación hace que se me erice el vello de la nuca. No estamos a salvo.

"Lo encontré", dice Scrappy de repente, apartándose bruscamente de la consola y desconectando el cable de su sien. Se frota los ojos, pareciendo cansada pero satisfecha.

Me vuelvo hacia ella expectante. "¿Una ruta?"

"Sí", asiente. "Hay un antiguo conducto de refrigerante, probablemente en desuso desde la Era del Fulgor o antes, que corre paralelo a los principales túneles de tránsito de este nivel y los inferiores. Debería permitirnos movernos por debajo de la mayoría de las patrullas de Silenciadores y evitar los territorios de las bandas más conocidas." Consulta una pequeña pantalla en su muñeca. "Según mis mapas fragmentarios y algunos datos que... 'tomé prestados'... del Nexo Custodio, desemboca en una sección de las ruinas de los Arquitectos que debería estar más cerca de donde crees que se encontraba la Biblioteca Rota."

La miro sorprendido. "¿Fragmentos del Nexo? ¿Cómo...?"

Scrappy sonríe torcidamente, un brillo astuto en su ojo orgánico. "Digamos que tengo mis propios métodos para... escuchar a escondidas las conversaciones importantes de los Custodios cuando se conectan a sus redes antiguas. No es fácil, y definitivamente no es seguro si te pillan, pero a veces captas cosas interesantes." Su sonrisa se desvanece rápidamente. "Pero no te hagas ilusiones, Archivero. El conducto de refrigerante no será un paseo por el parque. Estará oscuro como boca de lobo, probablemente parcialmente inundado con sabe qué fluidos tóxicos, y quién sabe qué tipo de criaturas desagradables lo han convertido en su hogar durante los últimos siglos. Pero", concluye con firmeza, "es nuestra mejor opción para salir de aquí sin ser detectados."

"¿Nuestra?", repito, la palabra clave resonando en mis oídos. "¿Vienes conmigo?"

Scrappy suspira profundamente, pasándose una mano por el pelo recogido en su coleta desordenada. Me mira fijamente, una mezcla de exasperación, resignación y algo más... ¿intriga?

"Sí, Archivero. Parece que sí", dice finalmente. "Tienes una habilidad realmente molesta para meterte en problemas que terminan afectándome indirectamente. Y...", hace una pausa, su mirada deteniéndose en la chaqueta donde guardo los artefactos, "estoy intrigada. Por ti, por ese mapa estelar que obviamente encontraste, por ese libro de los Arquitectos. Y, sinceramente, porque odio a los malditos Silenciadores y cualquier cosa que se alíe con ellos." Se cuelga de nuevo la bolsa de lona al hombro y revisa la carga de su pistola de energía con un movimiento experto. "Además", añade con una sonrisa irónica, "me debes una deuda. Y me aseguraré personalmente de que vivas lo suficiente para pagarla."