Avanzamos por el conducto helado durante un tiempo que se siente interminable. Horas, quizás ciclos enteros, se pierden en la monotonía oscura y helada. El frío es una constante tortura, un peso que agota nuestras fuerzas y embota nuestros sentidos. La escarcha cubre nuestras ropas, nuestros rostros, nuestras pestañas. Comparto la última de mis barras de nutrientes sintéticos con Scrappy; un gesto pequeño, pero necesario. El estimulante que Lyra me dio en los Archivos hace ya mucho tiempo que perdió su efecto, y el agotamiento físico y mental comienza a pesarme como plomo.
"¿Cuánto falta?", pregunto finalmente, mi voz apenas un susurro ronco y agrietado por el frío seco.
Scrappy, que ha estado consultando intermitentemente la pantalla de su muñeca y sus sensores internos, tarda un momento en responder. "Según mis mapas fragmentados y los Ecos estructurales que capto, deberíamos estar acercándonos al final del sistema de refrigerante principal", dice, su voz también tensa por el frío y la fatiga. "Después de eso... entramos en territorio menos conocido. Los mapas se vuelven vagos. Probablemente conductos de servicio más pequeños, quizás secciones de la Red controladas por bandas menores que no suelen aparecer en los registros principales. O simplemente... ruinas olvidadas."
El conducto principal comienza a bifurcarse, a ramificarse en una red cada vez más compleja de túneles más pequeños. La navegación se vuelve más difícil. Scrappy se detiene con frecuencia, comparando los datos de sus sensores con los esquemas fragmentarios que posee, mientras yo uso el Sintonizador de Ecos, intentando detectar peligros ocultos, anomalías estructurales o cualquier resonancia que pueda indicar una ruta segura o, por el contrario, una trampa mortal.
Varias veces elegimos un camino que resulta ser un callejón sin salida. Encontramos túneles completamente bloqueados por derrumbes masivos de hielo, probablemente causados por la explosión que provoqué o por la propia inestabilidad del sistema. En otros, detecto Ecos hostiles demasiado fuertes –resonancias de criaturas desconocidas o quizás de otros grupos armados– y decidimos retroceder antes que arriesgarnos a otra confrontación en nuestro estado debilitado.
En una de las bifurcaciones más grandes, encontramos signos evidentes de lucha reciente. Manchas oscuras de sangre congelada destacan sobre el hielo blanquecino. Casquillos de proyectiles de energía y balas convencionales están esparcidos por el suelo. Y siento los Ecos residuales de la violencia: miedo agudo, dolor, la furia de un combate desesperado.
"Parece que no somos los únicos que hemos tenido problemas aquí abajo", murmura Scrappy, examinando la escena con su ojo cibernético. Su tono es pragmático, casi indiferente. "Probablemente una disputa territorial entre bandas de carroñeros por el acceso a alguna sección olvidada. O quizás se encontraron con nuestro amigo reptiliano antes que nosotros."
No nos detenemos mucho tiempo. La evidencia de violencia reciente solo aumenta nuestra urgencia por salir de este laberinto helado. Seguimos adelante, eligiendo otro camino, adentrándonos aún más en lo desconocido, con la esperanza de encontrar una salida antes de que nuestras fuerzas o nuestra suerte se agoten por completo.
Transmisión recibida: 4/17/2025
ID: 134