Transmisión 136

Fecha: 16.05.2189 Hora: Indeterminada

La subida por el conducto secundario es agotadora. Es estrecho, claustrofóbico, y el metal oxidado ofrece pocos agarres seguros. A diferencia del conducto principal, aquí no hace un frío extremo, pero el aire es viciado y está cargado de polvo acumulado durante décadas, quizás siglos. Cada movimiento levanta nubes de partículas que me irritan los ojos y la garganta. Mis músculos, ya fatigados por el frío y el esfuerzo anterior, protestan con cada metro ascendido. Scrappy, a pesar de sus heridas, sube con una agilidad sorprendente, aunque oigo su respiración dificultosa por encima de mí.

Después de otra escalada que parece durar una eternidad en la oscuridad polvorienta, finalmente llegamos a otra rejilla metálica que bloquea el conducto. Esta parece más estándar, similar a las que he encontrado en otros sistemas de servicio. Una débil corriente de aire, ligeramente más fresco y limpio, se filtra a través de ella. Hemos llegado al final del conducto.

Esta vez, antes de que Scrappy intente forzar la rejilla, levanto una mano para detenerla. "Espera", susurro. Saco el Sintonizador de Ecos, cuyo cristal ámbar ha vuelto a un brillo más estable ahora que estamos fuera de la influencia directa de la explosión de frío.

Cierro los ojos y me concentro, calibrando cuidadosamente el dispositivo. Extiendo mi sensibilidad a través de la rejilla, escaneando el espacio al otro lado. Busco cualquier firma hostil, cualquier Eco de peligro inmediato.

Siento los Ecos habituales de la estructura del edificio o túnel al otro lado: débiles, antiguos, resonancias de metal y hormigón. Siento la vibración distante y constante de la ciudad en algún lugar por encima o alrededor nuestro, el murmullo psíquico de la colmena humana. No detecto ninguna presencia hostil inmediata, ninguna firma depredadora como la de la criatura reptiliana o el vacío del Cazador.

Pero siento algo más. Algo inesperado y muy extraño.

Es un Eco débil, pero claro y persistente. Y es... diferente a todo lo que he sentido antes. No es el silencio forzado del Nexo Custodio, ni la cacofonía caótica de los niveles habitados, ni la resonancia alienígena de las ruinas de los Arquitectos. Es... tranquilo. Profundamente tranquilo. Pero no es un silencio muerto. Hay una vibración subyacente, una sensación de... vida. Una calma viva. Irradia una sensación de... ¿esperanza? ¿Santuario? Es casi como la descripción legendaria del Corazón Silente, pero esto se siente diferente, más activo, más... presente.

"Hay algo al otro lado", susurro a Scrappy, abriendo los ojos, desconcertado por la naturaleza del Eco. "No parece hostil. Es... tranquilo. Casi como el Corazón Silente que describen las leyendas, pero más... vivo."