La oferta de refugio del Hermano Theron flota en el aire limpio de la cámara, tan inesperada como el propio lugar. Scrappy es la primera en romper el silencio atónito, su voz ronca y cargada del escepticismo forjado en las profundidades.
"¿Un templo? ¿Aquí abajo?", pregunta, sin bajar la pistola de energía, aunque ya no apunta directamente al anciano. "¿Qué clase de templo es este?"
El Hermano Theron mantiene su sonrisa amable, sin inmutarse por la desconfianza evidente de Scrappy ni por el arma. "Un santuario para aquellos que buscan comprender la resonancia interior, la Señal dentro de nosotros mismos, en lugar de perderse en las cacofonías externas del mundo", explica con calma. "Un lugar de estudio y meditación, oculto de las tormentas y el ruido de Oakhaven." Hace un gesto invitándolos a entrar completamente en la cámara. "Por favor, pasad. Estáis a salvo aquí. Las paredes están... armonizadas. Utilizan principios de resonancia para filtrar las disonancias externas y proteger de miradas indeseadas, tanto físicas como psíquicas."
Miro a Scrappy, buscando su opinión en una mirada silenciosa. Ella vacila por un instante, su ojo cibernético escaneando la habitación, al anciano, buscando cualquier señal de trampa o engaño. Finalmente, asiente levemente, una concesión mínima a la extraña situación. Baja un poco más el arma, aunque no la guarda.
Damos los últimos pasos para entrar completamente en la pequeña cámara abovedada. Detrás de nosotros, la rejilla por la que entramos se cierra silenciosamente, con un suave siseo neumático, sellando el conducto polvoriento y dejándonos dentro de este inesperado santuario.
En el instante en que la rejilla se cierra, noto un cambio palpable en la atmósfera. La calma que había sentido con el Sintonizador desde el exterior se intensifica. Es como si una presión constante a la que me había acostumbrado sin darme cuenta se hubiera aliviado de repente. Los Ecos externos, el ruido psíquico de Oakhaven, el pulso distante y hambriento del Devorador... todo se desvanece, reducido a un murmullo casi imperceptible.
Incluso mis propios pensamientos parecen más claros, menos agitados por el miedo y el agotamiento. La jaqueca que me ha estado atormentando desde la explosión de frío disminuye a un dolor sordo. Es similar al efecto que sentí brevemente en el Nexo del Silencio de los Custodios, pero esto es diferente. No se siente artificial, forzado o vacío. Se siente... orgánico. Armonioso. Como si el propio espacio estuviera respirando calma.
Este lugar es real. Y su efecto es innegable.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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