Los ciclos pasan en la calma irreal del Templo del Eco Interior. Pierdo la noción del tiempo exacto; aquí dentro, sin los cambios de luz artificial o los ritmos caóticos de la ciudad exterior, los días y las noches se funden en un flujo continuo de meditación, entrenamiento y descanso reparador. Calculo que han pasado varios ciclos estándar, quizás una semana o más según la cronología del mundo exterior.
Mi entrenamiento con los Hermanos progresa. Lenta pero constantemente. He mejorado mi capacidad para calmar la estática en mi mente, para enfocar mi atención y para sentir los matices de los Ecos a mi alrededor con la ayuda del Sintonizador. Mis escudos psíquicos son más estables, y he aprendido técnicas básicas para amortiguar mi propia firma resonante, aunque todavía requiere una concentración considerable. Siento que empiezo a tener un mínimo control sobre el torrente caótico que llevo dentro, como si hubiera aprendido a construir una pequeña presa en un río embravecido.
Sin embargo, sé que apenas he arañado la superficie. El poder que siento latente en mí, y el conocimiento encerrado en el libro de los Arquitectos que todavía no me atrevo a estudiar en profundidad, siguen siendo vastos y misteriosos. Lo que los Hermanos me enseñan es sobre control interno y armonía, no sobre cómo descifrar o utilizar activamente los artefactos. Es una base fundamental, lo sé, pero la urgencia de mi situación me hace impaciente.
Scrappy, por su parte, ha terminado las reparaciones de su brazo cibernético, que ahora funciona con una precisión silenciosa y letal. Ha aprovechado al máximo el taller y las reservas de los Hermanos, y su equipo parece estar en mejor estado que nunca. También ha pasado tiempo conectada a sus propias fuentes de información, recopilando datos sobre las rutas más seguras (o menos peligrosas) a través de los Distritos Olvidados que nos esperan fuera del Templo.
A pesar de la seguridad y la calma de este lugar, ninguno de los dos se ha relajado por completo. La sensación de urgencia persiste, un recordatorio constante de que este interludio es solo temporal. Sé, lo siento en mis huesos y en los Ecos amortiguados que a veces logro percibir más allá de las paredes armonizadas, que los peligros no han desaparecido.
El Cazador sigue ahí fuera. Su presencia fría y paciente es una constante en el borde de mi percepción psíquica. Los Silenciadores, sin duda alertados por mis acciones anteriores, estarán buscándome activamente. Y los Cultores del Eco Roto... su fanatismo y sus métodos impredecibles los convierten en una amenaza constante.
El Templo es un refugio, pero también una jaula dorada. No podemos quedarnos aquí para siempre. El tiempo se agota. Pronto, muy pronto, tendremos que dejar la seguridad de estas paredes armonizadas y enfrentarnos de nuevo a la oscuridad, el ruido y la violencia de la Necrópolis de Neón. La pregunta es si estaremos preparados cuando llegue el momento.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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