El intercambio de información con la Tejedora de Datos se extiende durante varios ciclos, marcados únicamente por nuestros propios ritmos de descanso y la suave pulsación de la luz en el Núcleo Armónico. Sentados en la calma ordenada de la cámara, nos turnamos para relatar los eventos que nos han llevado hasta aquí.
Comienzo yo, describiendo el descubrimiento del mapa en los Archivos Superiores, la activación accidental de la baliza, el primer encuentro aterrador con los Silenciadores y mi huida desesperada hacia los niveles inferiores. Hablo del primer enfrentamiento con el Cazador de Ecos en los túneles de servicio, de mi descenso a los niveles industriales, del tenso trato con los Mecanistas y la pérdida del datapad de Lyra.
Scrappy toma el relevo para narrar nuestro encuentro en el Nivel 5, nuestra alianza forzada, y nuestro viaje a través de la Red de Sombra hacia el Nexo del Silencio. Describe con detalle técnico la tecnología de los Custodios, la Biblioteca Rota y la tablilla de datos que encontramos allí.
Luego, vuelvo a narrar yo, relatando la emboscada de los Silenciadores en la Biblioteca, el segundo y brutal encuentro con el Cazador, nuestra huida desesperada hacia el Nivel 9, el encuentro con la criatura reptiliana en los conductos de refrigerante y la explosión de frío que desaté para detenerla. Termino con nuestra llegada al Templo del Eco Interior, el breve respiro allí, y la huida final a través del transportador cuando los Cultores usaron al Cazador para atacarnos.
Soy cuidadoso en mi relato. Siguiendo el consejo de Scrappy y mi propia intuición, describo mis habilidades resonantes de forma vaga, hablando de "intuiciones", "sentimientos" o "reacciones instintivas", sin entrar en detalles sobre el control consciente que estoy empezando a aprender o la naturaleza exacta de las explosiones de energía que he provocado. Y, crucialmente, omito por completo la existencia del Sintonizador de Ecos que me dio Gear. Es una herramienta demasiado valiosa y personal como para revelarla a esta entidad desconocida.
Durante todo nuestro relato, la Tejedora de Datos permanece prácticamente inmóvil, sus ojos plateados fijos en nosotros, su rostro alienígena impasible. No interrumpe, no hace preguntas (al menos no todavía), simplemente escucha, o más bien, procesa. Ocasionalmente, la columna central detrás de ella emite un pulso de luz azul más brillante, o la música matemática que emana de ella cambia sutilmente de tono o complejidad, como si estuviera correlacionando nuestra narrativa con sus vastos pero fragmentados registros internos, buscando patrones, verificando datos, asimilando la nueva información en su conciencia milenaria. Es como hablarle a una estatua increíblemente inteligente.
Transmisión recibida: 4/17/2025
ID: 168