La petición de Scrappy me golpea con la fuerza de un recuerdo doloroso. "¿Agitar los Ecos? ¿Amplificarlos?" Trago saliva, el sabor metálico del miedo en mi boca. Las dos veces anteriores que intenté algo similar, perdí el control por completo. La explosión psíquica en la estación de tránsito que atrajo a los Mecanistas. La detonación de frío puro en la compuerta que casi nos mata a ambos y dejó una firma de energía que, según la Tejedora, podría atraer al Cazador.
"Es arriesgado, Scrappy", digo, mi voz temblando ligeramente. "Las últimas veces... no pude controlarlo. Causé explosiones masivas. Aquí, rodeado por esta... plaga de Ecos... podría empeorar las cosas. Podría romper algo en mi propia mente. O atraer aún más atención no deseada." El recuerdo del vacío del Cazador es un escalofrío constante.
"Ya tenemos toda la atención que no queremos, Archivero", replica Scrappy con dureza, aunque su mirada no es hostil. Es pragmática, como siempre. "Esas cosas están arañando la puerta y las ventanas. No sabemos si pueden entrar, pero no quiero averiguarlo. Quedarnos aquí es morir lentamente de tristeza o esperar a que nos devoren esos fantasmas hambrientos. Prefiero salir con ruido."
Da un paso hacia mí y, para mi sorpresa, pone una mano (la orgánica) sobre mi hombro. Su tacto es firme, tranquilizador.
"Confío en ti", dice, su voz más suave ahora, pero aún firme. "Has aprendido. Lo vi cuando abriste la puerta del túnel. Lo vi cuando creaste ese escudo contra la tristeza. Puedes hacerlo. Encuentra ese Eco de pánico. Concéntrate. Amplifícalo. Proyéctalo hacia afuera con intención. Hazles sentir lo que sintieron los últimos residentes de este maldito lugar."
Su confianza, tan inesperada viniendo de la cínica y autosuficiente Scrappy, me sorprende. Y me da fuerza. Tiene razón. Quedarnos aquí no es una opción. Huir sin luchar tampoco parece viable contra criaturas que se mueven a través de los Ecos. Es un riesgo terrible, pero es el único movimiento que nos queda.
Respiro hondo, intentando calmar el latido acelerado de mi corazón. Asiento lentamente. "De acuerdo. Lo intentaré."
Cierro los ojos, levantando el Sintonizador de Ecos frente a mí, el cristal ámbar brillando débilmente a la luz de la lámpara de Scrappy. Me sumerjo de nuevo en el mar de Ecos del apartamento, ignorando la tristeza omnipresente, ignorando los rasguños en la puerta, buscando esa nota aguda, fea y discordante de pánico puro. La encuentro. Y me preparo para convertirla en nuestra arma.
Transmisión recibida: 4/17/2025
ID: 192