Con la decisión tomada, me sumerjo de nuevo en la cacofonía silenciosa de Ecos que impregna el apartamento. Ignoro la tristeza omnipresente, la presión constante en mi mente. Ignoro los débiles Ecos de lujo y placer superficial. Busco activamente esa resonancia aguda, discordante y profundamente desagradable: el pánico.
La encuentro. Es un Eco pegajoso, feo, que se aferra a las paredes y al aire viciado. Al enfocarme en él, soy bombardeado con imágenes fragmentadas y sensaciones viscerales: el calor de la fiebre, la debilidad de los cuerpos fallando, la certeza fría y absoluta de una muerte inminente, solitaria y sin sentido. Es el terror final de aquellos que se creían invulnerables, enfrentados a un enemigo invisible que ni su riqueza ni su estatus podían detener. Es una resonancia horrible, pero Scrappy tiene razón: es potente.
Respiro hondo y comienzo a aplicar las técnicas de enfoque que el Hermano Theron me enseñó. No intento absorber el pánico, ni bloquearlo. Intento... resonar con él. Sintonizar mi propia energía psíquica con su frecuencia aguda y febril. Y luego, con cuidado, empiezo a tirar de él, a alimentarlo con mi propia energía, a amplificar su vibración.
Siento cómo la energía se acumula dentro de mí, una sensación muy diferente a la calma centrada de los escudos o la fría precisión que usé para abrir el sello del túnel. Esta energía es caliente, errática, vibrante con un miedo prestado. El Sintonizador de Ecos en mi mano reacciona violentamente, su luz ámbar cambiando a un rojo intenso e intermitente, advirtiéndome del peligro, de la inestabilidad.
Scrappy, sintiendo el cambio, retrocede un paso, levantando su pistola no hacia la puerta, sino hacia el espacio vacío a mi alrededor, preparada para cualquier eventualidad, sus ojos fijos en mí.
Afuera, los rasguños en la puerta y las ventanas cesan abruptamente. Siento la atención colectiva de las criaturas, los 'adaptados', enfocarse completamente en mí, en la creciente disonancia que estoy generando dentro del apartamento. Su hambre y su tristeza se mezclan ahora con una nueva sensación: confusión. Y quizás... sí, quizás siento un atisbo de miedo en sus Ecos fragmentados. Están acostumbrados a la tristeza, pero este pánico crudo y amplificado es algo diferente, algo que perturba su existencia basada en la pena.
La energía dentro de mí alcanza un punto crítico, vibrando al borde del descontrol. Es ahora o nunca. Concentro toda mi voluntad, toda mi intención, en un único propósito: proyectar este terror hacia afuera.
Y entonces, libero la energía.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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