El contraste al cruzar la abertura es inmediato y sorprendente. El aire dentro del búnker es fresco, casi frío, y notablemente limpio, como si un sistema de filtración hubiera estado funcionando a bajo nivel durante siglos. Pero lo más impactante es el silencio.
No es el silencio polvoriento y cargado de tristeza del Nivel 10-Beta, ni el silencio tecnológico frío del centro de datos. Es un silencio absoluto, total. No hay Ecos. Ninguno. Ni la plaga, ni los Ecos residuales de los ocupantes, ni siquiera los Ecos débiles de la propia estructura. Es como si hubiéramos entrado en un vacío psíquico, un punto ciego en la red de resonancia de Oakhaven. La sensación es profundamente desconcertante para mi sensibilidad agudizada; es como si me hubieran tapado los oídos después de vivir toda mi vida junto a una cascada.
"Increíble", murmura Scrappy a mi lado, pasando su escáner sónico (y probablemente otros sensores internos) por las paredes metálicas lisas que nos rodean. Su voz suena extrañamente clara en la quietud. "Blindaje de resonancia completo. Tecnología de la Era del Fulgor en su máxima expresión. O quizás incluso anterior, de los propios Arquitectos. Esto es... increíblemente raro. Y valioso."
La luz de la lámpara portátil de Scrappy ilumina la sala en la que hemos entrado. Es grande, circular, con un techo alto. Una enorme consola de comunicaciones curva domina una de las paredes, sus múltiples pantallas oscuras, sus indicadores apagados. Frente a ella hay varias sillas ergonómicas, de un diseño avanzado pero ahora agrietadas y descoloridas por el tiempo. Las paredes metálicas están lisas, con algunos nichos empotrados que probablemente alguna vez contuvieron equipos adicionales, ahora vacíos.
Todo está cubierto por una fina capa de polvo uniforme, pero por lo demás, la sala parece estar en un estado de conservación casi perfecto. No hay signos de lucha, ni de daños estructurales importantes, ni de saqueo.
"Parece que alguien lo limpió antes de irse", observo, notando la ausencia de escombros, objetos personales abandonados o el desorden habitual de las ruinas de Oakhaven.
"O que nadie ha podido entrar desde que fue sellado hace siglos", replica Scrappy, su mirada recorriendo la sala con una mezcla de asombro y cautela. "Hasta que llegaste tú con tu libro mágico y tus trucos de resonancia." Examina la consola principal con interés profesional. "Sistemas de energía principal fuera de línea, obviamente. Pero siento una fuente de energía residual... auxiliar, quizás."
Su atención se centra en unos cables gruesos que salen de la consola y recorren la pared hasta un panel metálico en el lado opuesto de la sala. Se dirige hacia él, su curiosidad técnica superando momentáneamente la inquietud del lugar.
Transmisión recibida: 4/17/2025
ID: 201