Con la luz brillante de la lámpara portátil iluminando nuestro camino, exploramos el resto del búnker más allá de la sala principal de comunicaciones. Encontramos una serie de habitaciones laterales más pequeñas, conectadas por pasillos cortos y metálicos.
Hay dormitorios espartanos, equipados con literas metálicas fijadas a la pared y taquillas vacías. Un pequeño comedor comunal con mesas y sillas también fijadas al suelo, como en una nave espacial. Un almacén con estanterías metálicas completamente vacías, sin rastro de suministros o equipo. Y una sala médica, con camas de examen, instrumentos quirúrgicos oxidados olvidados en una bandeja y consolas médicas apagadas.
Todas las habitaciones comparten la misma característica inquietante: están cubiertas por una fina capa de polvo uniforme, pero por lo demás están increíblemente bien conservadas. No hay signos de lucha, ni de saqueo, ni de daños más allá del paso del tiempo. No hay cuerpos, ni huesos, ni manchas sospechosas. Y lo más extraño de todo, no hay Ecos residuales de pánico, violencia o muerte. Solo el silencio absoluto y la sensación de tiempo detenido, como si los ocupantes simplemente se hubieran desvanecido en el aire en un instante.
"Es como si se hubieran evaporado", digo en voz baja mientras recorremos la sala médica vacía. La ausencia total de Ecos violentos en un lugar sellado durante una catástrofe es profundamente antinatural y me provoca una creciente inquietud, a pesar de la aparente seguridad física del búnker.
"Quizás lo hicieron", responde Scrappy sombríamente, examinando una consola médica apagada. "La Era del Fulgor tenía tecnologías que apenas podemos empezar a imaginar. Teletransportación personal, campos de estasis que salieron mal... o armas que simplemente borran tu existencia a nivel físico y de Ecos." Su mirada recorre la habitación vacía. "Sea lo que sea que pasó aquí, fue rápido, limpio y absoluto."
Vuelve a la sala principal, su pragmatismo reafirmándose. "En cualquier caso, este lugar es seguro por ahora. El blindaje de resonancia es sólido; debería ocultarnos del Cazador, de los adaptados y de cualquiera que esté escuchando los Ecos ahí fuera." Me mira. "Podemos descansar aquí. Yo puedo terminar de reparar mi brazo sin interrupciones. Y tú puedes estudiar tus artefactos sin que la tristeza de la plaga te fría el cerebro."
Tiene razón. A pesar de lo inquietante del misterio, este búnker silencioso es el mejor refugio que hemos encontrado desde que dejamos el Templo. Un respiro muy necesario en nuestra huida constante.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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