TRANSMISIÓN 217
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Transmisión 217

Transmisión 217

Fecha: 04.08.2189 (Estimado) Hora: Indeterminada (¿Relevante?)

Nos quedamos inmóviles en la oscuridad absoluta y el silencio total de la cámara. Es una privación sensorial completa, profundamente desorientadora. No puedo sentir nada, ni siquiera los Ecos de Scrappy a mi lado. Es como si hubiéramos dejado de existir en el plano normal de la realidad.

La luz de la lámpara portátil de Scrappy, que antes iluminaba brillantemente el búnker, ahora parece luchar contra la oscuridad opresiva, proyectando apenas un círculo tenue a nuestros pies. La negrura parece devorar la luz activamente.

"¿Adónde vamos ahora?", susurro, pero mi voz suena extrañamente apagada, absorbida por el silencio, sin eco alguno.

"No lo sé", responde Scrappy, su voz igualmente amortiguada y cercana. "No siento nada. No veo nada más que oscuridad. Mis sensores están... vacíos."

Entonces, siento algo. No es un Eco, no es un sonido. Es una... vibración. Una resonancia increíblemente sutil que parece provenir del suelo bajo mis pies, subiendo por mis piernas. Es una nota profunda, constante, casi imperceptible.

Instintivamente, saco el libro de los Arquitectos. En esta oscuridad absoluta, las páginas metálicas brillan débilmente con su propia luz interna, más de lo que lo habían hecho antes. Y la escritura alienígena en su superficie parece retorcerse y cambiar, como si estuviera reaccionando a algo en este lugar, a esa vibración sutil.

Y entonces, frente a nosotros, en medio de la negrura impenetrable, aparece una luz. Una única línea vertical de luz blanca pura, suspendida en la nada, como un desgarro en el tejido de la oscuridad.

Observamos, paralizados, cómo la línea comienza a ensancharse lentamente, abriéndose como una cortina. Revela... algo más allá.

No es un túnel. No es otra cámara. Es... estrellas. Un campo infinito de estrellas alienígenas, ardiendo con colores imposibles –púrpuras profundos, verdes esmeralda, rojos sangre– y girando lentamente en complejos patrones geométricos contra un vacío de un negro más profundo que la propia cámara.

Reconozco la visión al instante. Es la misma que tuve en los Archivos, la que me mostró Lyra, la que estaba grabada en el mapa estelar. La Cicatriz Donde Sangran las Estrellas.

Pero esta vez, no es una visión psíquica. Es real. Está justo ahí, frente a nosotros. De alguna manera, el "Protocolo Cero Absoluto", la salida de emergencia de este búnker olvidado, no conducía a otro lugar dentro de Oakhaven. Conducía... afuera. Afuera de la realidad normal. A un lugar peligrosamente cercano al borde de la prisión cósmica del Devorador.

El libro de los Arquitectos vibra con fuerza en mis manos, casi dolorosamente. Siento que el mapa estelar que llevo oculto bajo la chaqueta se calienta contra mi piel.

Y desde la abertura estrellada frente a nosotros, desde ese vacío imposible lleno de estrellas moribundas, siento una llamada. Una llamada fría, vasta, antigua y abrumadoramente hambrienta.

El Devorador. Sabe que estamos aquí.

Transmisión recibida: 4/17/2025

ID: 217