Transmisión 223

Fecha: 10.08.2189 (Estimado) Hora: Indeterminada (¿Relevante?)

"Peligroso es nuestro segundo nombre a estas alturas, Archivero", dice Scrappy, su voz aún apagada pero con un matiz de su determinación habitual volviendo. "¿Roto cómo? ¿Es un camino viable o no?"

Antes de que pueda intentar explicar la sensación de inestabilidad, de realidad fracturada que percibí en esa ruta de vuelta, una fuerte vibración sacude el suelo de la cámara. Es más fuerte que la sutil resonancia que sentí antes, una sacudida física que casi nos hace perder el equilibrio.

Simultáneamente, la luz blanca de la abertura estrellada frente a nosotros parpadea violentamente, como una bombilla a punto de fundirse. Las estrellas alienígenas al otro lado parecen retorcerse y distorsionarse por un instante.

Y entonces, una nueva voz resuena en nuestras mentes. No es la llamada hambrienta del Devorador. Es algo diferente. Múltiple, compuesta por cientos de voces susurrantes hablando en perfecta y fría sincronía, sin emoción alguna, como un coro de máquinas antiguas despertando.

<< Intrusos detectados en el Vacío Resonante >>, dice la voz coral, la sensación mental fría y penetrante. << Protocolo de Contención iniciado. La anomalía será purgada. >>

Al instante, las paredes lisas y oscuras de la cámara cobran vida. Paneles que antes eran invisibles se iluminan con una luz roja intermitente. Símbolos de advertencia alienígenas, diferentes a cualquier cosa que haya visto antes, parpadean en ellos.

Y lo peor de todo: la abertura estrellada, nuestra única conexión visible con... cualquier otro lugar, comienza a encogerse rápidamente. La línea de luz blanca se estrecha, la ventana al vacío se cierra.

"¡Mierda!", exclama Scrappy, su pragmatismo dando paso a la alarma pura. "¡Nos han detectado! ¡Sea lo que sea que controle este lugar! ¡La salida se está cerrando!"

"¿Quiénes son?", pregunto, sintiendo una nueva oleada de pánico mientras la abertura se reduce a la mitad de su tamaño original.

"¡No lo sé y no me importa!", grita Scrappy, mirando frenéticamente la abertura que se cierra, luego a mí, luego a los artefactos en mis manos. "¡No hay tiempo para afinar nada! ¡Tenemos que saltar!"

Antes de que pueda reaccionar, agarra mi brazo con fuerza y me arrastra hacia la luz blanca que se encoge rápidamente. La llamada del Devorador se intensifica desde el otro lado, mezclada ahora con la fría intención purgadora de las voces mecánicas que resuenan en mi cabeza.

Justo cuando la abertura es apenas una rendija vertical, apenas lo suficientemente grande como para pasar, Scrappy nos impulsa hacia adelante.

Saltamos al vacío.