Finalmente, después de lo que parecen días interminables de descenso a través de la oscuridad, la decadencia y el peligro constante, llegamos a un punto donde la propia naturaleza de los túneles cambia. La arquitectura, ya decrépita en los niveles superiores, se vuelve más antigua, más brutal, mezclándose con formaciones rocosas naturales y vastos sistemas de alcantarillado que parecen pertenecer a una era olvidada.
Hemos llegado a los límites de los Sumideros.
El cambio en el ambiente es inmediato y abrumador. El aire aquí es casi irrespirable, tan espeso por los vapores tóxicos que casi se puede masticar. El hedor es insoportable, una mezcla nauseabunda de descomposición orgánica a gran escala, el olor acre de productos químicos industriales desconocidos y algo más profundo, un olor a tierra húmeda y antigua.
El sonido es un coro constante y opresivo: el goteo incesante de líquidos viscosos desde techos invisibles, el borboteo de charcos de lodo calentados por fugas geotérmicas, el chirrido lejano y agónico de maquinaria antigua (las bombas de reciclaje de residuos de la ciudad, que increíblemente aún funcionan a duras penas en algún lugar de estas profundidades), y los susurros húmedos y reptantes de las cosas que sin duda viven en esta oscuridad primordial.
La escasa luz proviene de fuentes extrañas: el brillo rojizo de fisuras geotérmicas en la roca, la fosforescencia pálida y enfermiza de enormes colonias de hongos mutantes y líquenes que cubren las paredes húmedas como un sudario viviente.
Pero el cambio más impactante es a nivel de Ecos. Si los niveles superiores eran una cacofonía, esto es un miasma psíquico. Un caos nauseabundo y arremolinado de Ecos de enfermedad, de mutación horrible, de locura pura, de violencia extrema y desesperación sin fin, superpuestos a los Ecos aún más antiguos de las primeras eras industriales, de la propia roca primordial y de quién sabe qué horrores olvidados. La densidad es tal que apenas puedo mantener mi escudo psíquico. Filtrar información útil de este ruido abrumador es casi imposible. El Sintonizador parpadea erráticamente, sobrecargado e inútil.
"Bienvenidos a los Sumideros, Archivero", dice Scrappy, su voz tensa, apenas audible por encima del ruido ambiental. Se detiene en la entrada de un túnel particularmente oscuro y húmedo que se abre ante nosotros. "El culo del mundo. A partir de aquí, mis mapas son... especulativos, en el mejor de los casos. Y los peligros son de otro nivel. Mantente alerta."
Miramos hacia la oscuridad que se traga la luz de nuestra lámpara. El aire parece vibrar con una energía maligna y antigua. Hemos llegado al infierno.
Transmisión recibida: 4/17/2025
ID: 235