"Bienvenido de nuevo al infierno, Archivero", dice Scrappy, su voz ronca tratando de ocultar el alivio. "¿Cómo te sientes?"
"Como si hubiera intentado cantar una ópera cósmica con la garganta llena de cristales rotos", respondo débilmente. Intento incorporarme, pero un dolor agudo recorre mi cuerpo y mi mente.
"Tranquilo", dice Scrappy, ayudándome a sentarme apoyado contra la consola. Me ofrece agua de su cantimplora. Mientras bebo, me cuenta lo que pasó mientras estuve fuera.
Aparentemente, caí inconsciente justo después de desatar la contra-resonancia. Lo primero que hizo fue comprobar mis signos vitales. Débiles, pero presentes. Me arrastró lejos del borde del magma, poniéndome a salvo aquí. El daño principal, sospecha, no es físico, sino psíquico. El precio de jugar con fuego cósmico.
Mientras yo yacía inconsciente, ella no perdió el tiempo. Aseguró la zona. Revisó a los Cultores caídos en la otra plataforma. La mayoría estaban muertos, sus mentes fritas por la oleada armónica que desaté. Un par seguían vivos, pero incapacitados. Les quitó las armas y cualquier dispositivo sospechoso, asegurándose de que no pudieran causar más problemas.
Luego examinó los amplificadores de Ecos destrozados. Una mezcla peligrosa de tecnología recuperada y ritualismo arcano: cables, cristales grabados, antenas de hueso y metal. Una chapuza, pero casi funcionó. Scrappy sospecha que recibieron ayuda externa o que hay una nueva facción más organizada dentro del culto. Esto es preocupante. Los Cultores que conocimos antes eran caóticos, pero esto... esto tenía un propósito, una planificación.
Su pragmatismo frío en medio de este caos es, extrañamente, reconfortante. Mientras yo estaba perdido en las profundidades de la Señal, ella se aseguró de que tuviéramos un respiro, un momento para recuperarnos antes de la siguiente inevitable crisis.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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