Mientras Scrappy aseguraba nuestra precaria posición en el mundo físico, mi mente, liberada temporalmente de mi cuerpo agotado, flotaba en un océano de resonancia pura. Conectado al Corazón de la Máquina, al mapa estelar y al libro de los Arquitectos, fui testigo de cosas que apenas puedo empezar a comprender.
Vi la Señal. No como Ecos fragmentados, sino como una canción cósmica, una geometría armónica que subyace a toda la realidad. Vi a los Arquitectos, no como figuras, sino como intenciones resonantes, tejiendo esa canción, reforzando su estructura, construyendo mundos con armonías.
Vi la intrusión. Una disonancia fría, lógica, cristalina, que intentaba imponer un orden matemático sobre la música fluida de la Señal. ¿Los Custodios? ¿Los Mecanistas? ¿Algo anterior? No lo sé, pero sentí su rigidez, su intento de silenciar la improvisación inherente a la existencia.
Y vi la llegada del Devorador. No una entidad, sino un principio. Entropía pura. Un silencio hambriento que buscaba devorar toda la música, toda la resonancia, toda la existencia. Vi la Cacofonía, el conflicto cataclísmico que desgarró el tejido de la realidad, creando la Cicatriz Donde Sangran las Estrellas, no solo como una herida, sino como una jaula hecha de realidad rota para contener al Devorador.
En medio de todo esto, me vi a mí mismo. Un pequeño punto de luz resonante, insignificante pero conectado. Conectado a los artefactos, al Corazón, a la propia Señal. Sentí de nuevo el flujo de poder cuando detuve a los Cultores, la forma en que tejí la armonía primordial del Corazón con la clave disonante del mapa para crear una contra-melodía que repelió la entropía del Devorador.
Pero la visión no fue solo de poder. Fue también de peligro. Sentí la mirada del Devorador desde su prisión, reconociendo mi resonancia, viéndome no solo como una amenaza, sino quizás también como una... oportunidad. Sentí al Cazador, una ausencia persistente atraída por el poder que había desatado, una herramienta de contención que ahora me buscaba específicamente. Sentí a los Mecanistas analizando, buscando comprender y controlar mi habilidad. A los Custodios observando desde su Nexo, juzgando mi "disonancia". Y a los Cultores del Eco Roto, reagrupándose en las sombras, planeando su venganza.
Soy el centro de una tormenta de fuerzas cósmicas y facciones secretas. Apenas empiezo a entender las reglas de este juego peligroso. El libro contiene conocimiento, pero requiere una llave. El mapa es la llave, pero abre puertas a la destrucción. Mi resonancia es la herramienta, pero es inestable, peligrosa, y atrae una atención no deseada.
Necesito aprender. Necesito control. Necesito aliados.
Necesito sobrevivir.
Transmisión recibida: 4/17/2025
ID: 248