TRANSMISIÓN 271
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Transmisión 271

Transmisión 271

Fecha: 03.10.2189 (Estimado) Hora: Indeterminada

La leyenda era cierta. Pero las leyendas, como bien sé por mi tiempo en los Archivos, a menudo embellecen la verdad o, más peligrosamente, omiten los detalles inconvenientes. Scrappy mencionó que los rumores también hablaban de peligros asociados a este lugar. Energía residual inestable capaz de freír circuitos orgánicos y sintéticos por igual. Mutaciones horribles causadas por la extraña mezcla de radiación geotérmica y quién sabe qué vertidos arcanos de eras pasadas. Criaturas extrañas, adaptadas al calor extremo y a los químicos corrosivos, que acechaban en las sombras humeantes.

Y aunque se suponía que este lugar era una "zona ciega" para los Ecos, un refugio potencial contra nuestros perseguidores psíquicos, yo podía sentir... algo.

Mientras observábamos la colosal estructura cerámica desde la boca del túnel, saqué el Sintonizador de Ecos. La cacofonía de los Ecos primordiales de la roca y el calor era intensa, casi abrumadora, pero debajo de ella, o quizás dentro de ella, detecté una resonancia diferente. No era un Eco en el sentido tradicional; no llevaba la carga de memoria, emoción o intención que caracterizaba a los Ecos humanos o incluso a los débiles fantasmas psíquicos de las criaturas mutantes.

Era... conciencia. Pura, vasta, antigua y profundamente alienígena. Pulsaba desde el corazón de la estructura cerámica negra con una lentitud y una complejidad que mi mente apenas podía empezar a comprender. No se sentía agresiva, pero tampoco pasiva. Simplemente era, una presencia inmensa e incomprensible observando desde el interior de su capullo geotérmico.

"Hay algo... despierto... aquí dentro", dije en voz baja, mi voz sonando tensa incluso para mis propios oídos. La piel se me erizó a pesar del calor sofocante.

Scrappy, siempre pragmática, levantó su pistola, su cañón barriendo la neblina de vapor frente a nosotros. "¿Hostil?", preguntó, su ojo cibernético probablemente intentando obtener alguna lectura táctica de la estructura, sin éxito.

"No lo sé", respondí sinceramente, manipulando los controles del Sintonizador. El dispositivo luchaba por analizar la señal, mostrando patrones complejos y fluctuantes que no se parecían a nada que hubiera registrado antes. "Es... diferente. No es como nada que haya sentido. No es el vacío entrópico del Devorador o el Cazador. No es el orden matemático de los Custodios o la Tejedora. No es el caos de los Ecos normales de los Sumideros. Es... algo más. Algo... anterior."

Decidimos avanzar, pero con extrema cautela. Salimos del túnel y nos adentramos en la caverna principal, moviéndonos lentamente entre los géiseres de vapor que brotaban del suelo agrietado. El calor era brutal, pegándose a nosotros como una segunda piel húmeda y febril. El vapor nos envolvía intermitentemente, reduciendo la visibilidad a apenas unos metros y creando la sensación constante de que algo podría emerger de la niebla en cualquier momento.

Rodeamos la base de la gigantesca estructura cerámica, buscando una entrada, cualquier signo de acceso. Finalmente, en un lado parcialmente oculto por una cascada solidificada de lo que parecía mineral fundido, encontramos una abertura. Era una entrada arqueada, de unos tres metros de alto, que conducía directamente a la oscuridad del interior. No había puerta, solo un umbral hacia lo desconocido.

La resonancia alienígena era mucho más fuerte aquí, una llamada silenciosa y pulsante desde las profundidades de la estructura.

"¿Entramos?", preguntó Scrappy, su voz tensa. Se detuvo en el umbral, mirando hacia la oscuridad con aprensión visible.

Dudé. Cada instinto de supervivencia que había desarrollado en las últimas semanas me gritaba que diera media vuelta, que huyera de este lugar antiguo y extraño. La conciencia que sentía dentro era demasiado vasta, demasiado incomprensible. Era como estar al borde de un océano insondable, sintiendo la presencia de las leviatánicas criaturas que habitaban en sus profundidades.

Pero también sentía otra cosa. Una extraña atracción. Una curiosidad resonante que vibraba en sintonía con la propia estructura. Bajo mi chaqueta, sentí que el libro de los Arquitectos vibraba débilmente, una respuesta casi imperceptible, como si reconociera algo en la energía única de este lugar.

¿Podría haber respuestas aquí? ¿Respuestas sobre los propios Arquitectos, que claramente no fueron los primeros seres poderosos en este mundo? ¿Respuestas sobre la Señal, sobre su verdadera naturaleza antes de que fuera tejida y codificada? ¿Quizás... quizás incluso una pista sobre la "llave resonante", la "chispa de la Primera Canción" que necesitaba para desbloquear el libro y el mapa? Si este lugar era tan antiguo, tan primordial...

"Creo que tenemos que hacerlo", dije finalmente, mi voz más firme de lo que me sentía. Miré a Scrappy. "Si este lugar es tan antiguo como parece, podría ser la clave. Podría haber respuestas aquí que no encontraremos en ningún otro sitio."

Scrappy me sostuvo la mirada por un momento, luego asintió con resignación. "Siempre buscando problemas, Archivero. De acuerdo. Pero si algo ahí dentro intenta comerme el cerebro, te hago responsable."

Respiramos hondo el aire caliente y sulfuroso, preparamos nuestras armas (la mía, la resonancia; la de Scrappy, su fiel pistola) y cruzamos el umbral, adentrándonos en el corazón olvidado del centro geotérmico.

Transmisión recibida: 4/17/2025

ID: 271