A pesar de la seguridad relativa y la oportunidad única de aprendizaje que ofrece el Corazón, una sensación de inquietud comienza a crecer en ambos, como una mala hierba arraigando en el jardín tranquilo de este santuario.
El aislamiento es total. Estamos completamente desconectados del flujo de información, de los rumores, de los peligros del mundo exterior. ¿Qué está sucediendo en Oakhaven mientras estamos aquí escondidos? ¿Están los Silenciadores todavía peinando los Sumideros en nuestra busca, ofreciendo recompensas por el "Resonante descontrolado"? ¿Están los Cultores planeando otro ataque, buscando venganza por su derrota en el otro Corazón? ¿Han descubierto los Mecanistas nuestro robo de la Brújula Custodio?
Y la pregunta más grande, la que me persigue en los momentos de silencio: ¿Qué pasa con el Devorador? ¿Sigue observando desde su prisión en la Cicatriz? ¿Nuestras acciones han alterado de alguna manera su contención? No tenemos forma de saberlo. Estamos a salvo aquí, pero también estamos ciegos y sordos al resto del universo.
Esta ceguera es particularmente problemática para mí. El mismo silencio armónico que nos protege también bloquea mi conexión con los Ecos externos. El Sintonizador es prácticamente inútil aquí, incapaz de captar nada más allá de la resonancia primordial del Corazón y los Ecos alienígenas de los cristales flotantes. No puedo sentir las amenazas distantes. No puedo sentir si el Cazador de Ecos se está acercando, si se ha recuperado de nuestro último encuentro y está esperando pacientemente a que salgamos de nuestro escondite. La falta de su presencia en mis sentidos no significa nada aquí; podría estar justo al otro lado de la barrera armónica, y yo no lo sabría hasta que fuera demasiado tarde. El silencio que al principio fue un alivio ahora se siente opresivo, claustrofóbico.
Es Scrappy quien finalmente verbaliza lo que ambos empezamos a sentir. Después de varios ciclos de estudio, reparación y creciente tensión silenciosa, me mira con determinación.
"No podemos quedarnos aquí para siempre, Archivero", dice, su voz firme rompiendo la quietud. "Este lugar es... seguro, sí. Demasiado seguro. Es una jaula. Nos estamos volviendo complacientes, ciegos." Se levanta, paseando inquieta por nuestro rincón de la cámara. "Necesitamos volver a la Red. Necesitamos obtener información, averiguar qué está pasando ahí fuera. Saber a qué nos enfrentamos realmente."
Asiento lentamente. Tiene razón. He aprendido mucho aquí, he empezado a vislumbrar el verdadero alcance de los artefactos y de mi propia habilidad. Pero siento que he llegado a un límite, al menos por ahora. Sin la "llave resonante" o una comprensión más profunda, seguir estudiando el libro y el mapa aquí podría llevarme ciclos sin avances significativos. Y la sensación de aislamiento, de estar desconectado del flujo de Ecos de Oakhaven, de no saber qué peligros se acumulan fuera, comienza a ser más opresiva que reconfortante. La paz temporal ha cumplido su propósito; es hora de volver a la tormenta.
"Estoy de acuerdo", digo, poniéndome en pie también. "Hemos descansado. Hemos aprendido. Pero es hora de moverse." Miro alrededor de la vasta cámara alienígena, hacia la entrada invisible por la que llegamos. "Pero, ¿cómo salimos? Los Guardianes dijeron que la entrada por la que vinimos, la cicatriz temporal, está sellada desde este lado."
Transmisión recibida: 4/17/2025
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