Transmisión 288

Fecha: 20.10.2189 (Estimado) Hora: Indeterminada

La mención del Nivel 5 provoca una reacción inmediata en Scrappy. Sus ojos (ambos) se iluminan con un interés que no había visto desde que entramos en este santuario alienígena.

"El Nivel 5...", murmura, casi para sí misma, pero su mente ya está trabajando a toda velocidad. "Los Distritos de Manufactura Arcana... Hay talleres abandonados allí, sí. Llenos de chatarra inútil en su mayoría, pero a veces... a veces encuentras piezas raras. Componentes arcanos, tecnología experimental de la Era del Fulgor que no se encuentra en ningún otro sitio." Su mirada se vuelve más calculadora. "Fuentes de energía residual que aún funcionan. Podríamos encontrar piezas para reparar mi brazo por completo, no solo parchearlo. Podríamos conseguir información actualizada si logramos acceder a alguna terminal olvidada..."

Hace una pausa, y una nueva idea parece ocurrírsele. "Y... podríamos intentar contactar con Gear. Si hay alguien que sepa moverse por el Nivel 5 y tenga acceso a información o recursos, es él."

Pondero sus palabras. El Nivel 5 presenta sus propios peligros, como ella misma señaló: Mecanistas buscando tecnología, Silenciadores purgando Ecos, la propia inestabilidad residual de la manufactura arcana. Es saltar de la sartén geotérmica al fuego industrial arcano.

Pero la alternativa es adentrarse aún más en las profundidades desconocidas, o quedarse aquí indefinidamente. La idea de subir, de acercarse a la superficie, tiene un atractivo innegable después de tanto tiempo en la oscuridad opresiva. Y la posibilidad de encontrar recursos, información... incluso un aliado potencial como Gear... es demasiado valiosa como para ignorarla. Además, los talleres y laboratorios abandonados del Nivel 5 podrían contener bibliotecas de datos técnicos, terminales antiguas donde podría intentar investigar más sobre los Arquitectos, la Señal, o esa esquiva "llave resonante".

Es un riesgo enorme, sí. Pero todos los caminos que se abren ante nosotros lo son. Y este, al menos, nos lleva hacia arriba, hacia un entorno que, aunque hostil, es marginalmente más conocido.

"De acuerdo", digo finalmente, tomando la decisión. "Tomaremos la ruta al Nivel 5."

La respuesta de los Guardianes llega sin demora, un simple asentimiento mental que transmite aceptación de nuestra elección.

<< Como deseéis >>, resuena su coro en nuestras mentes.

Inmediatamente después, recibimos una nueva oleada de información, esta vez mucho más específica y práctica.

<< La entrada está al otro lado de la caverna >>, explican, y una imagen mental clara se superpone a nuestra visión: la vasta caverna exterior, la que cruzamos para llegar aquí, con sus géiseres de vapor y su calor sofocante. La imagen se enfoca en la pared opuesta a la entrada por la que vinimos, una sección que parecía roca sólida pero que ahora se revela como una ilusión, ocultando una abertura detrás de los flujos de magma cercanos. << Oculta por los flujos de magma. >>

Magma. Por supuesto. Nada es fácil.

<< Requiere... una sintonización específica para abrirse >>, continúan los Guardianes, y esta vez la información es aún más detallada, dirigida principalmente a mí. << Una armonía que tú, Tejedor incipiente, quizás puedas lograr ahora. >>

Junto con la ubicación, recibo la secuencia armónica exacta necesaria para abrir el portal oculto. Es compleja, intrincada, una serie de notas resonantes que reconozco vagamente de mis estudios del libro de los Arquitectos. No es algo que hubiera podido intentar hace unos ciclos, pero ahora, con la comprensión y el control que he ganado aquí, siento que... quizás... sea posible. Requerirá concentración, precisión y usar el libro como foco para canalizar la energía correctamente.

<< Id ahora >>, concluye la voz múltiple, su tono volviéndose distante, como si su atención se retirara de nosotros. << Y que vuestra propia canción encuentre la armonía en medio de la disonancia. >>

Con esa última bendición o advertencia enigmática, la presencia abrumadora de los Guardianes del Corazón parece desvanecerse, dejándonos solos de nuevo en la vasta cámara silenciosa, con el conocimiento de una salida peligrosa y la llave armónica para abrirla. El tiempo de aprendizaje ha terminado. Es hora de volver a la cacofonía.