Mientras yo intento encontrar mi centro en medio de los fantasmas tecnológicos de este taller, Scrappy se sumerge en lo que mejor sabe hacer: sobrevivir y mejorar. Para ella, este respiro no es tanto una oportunidad para la introspección como para el mantenimiento y la preparación.
Durante los ciclos que pasamos aquí, se dedica con una concentración casi monástica a reparar y, notablemente, mejorar su brazo cibernético. Las piezas y herramientas olvidadas en este taller arcano resultan ser una mina de oro inesperada para ella. La veo desmontar su propio brazo con una precisión quirúrgica, reemplazar componentes desgastados con piezas recuperadas que parecen extrañamente compatibles, añadir refuerzos estructurales con aleaciones desconocidas que encuentra en las estanterías, e incluso integrar nuevos sistemas de diagnóstico que murmura que "podrían ser útiles". Trabaja sin descanso, sus dedos orgánicos y metálicos moviéndose con una eficiencia hipnótica.
Cuando no está inmersa en las entrañas de su propio cuerpo aumentado, se dedica a su otra extensión vital: su pistola. La desmonta por completo sobre uno de los bancos de trabajo, limpiando cada pieza con solventes encontrados en el taller, puliendo el cañón, recalibrando meticulosamente el sistema de puntería láser. Es un ritual casi meditativo para ella, una forma de reafirmar el control en un universo que constantemente intenta arrebatárselo.
Su pragmatismo es un ancla. Mientras yo lucho con conceptos como la Primera Canción y entidades cósmicas, ella se asegura de que nuestras herramientas para la supervivencia física estén en perfecto estado. Su enfoque en lo tangible, en lo mecánico, en lo que se puede arreglar con las manos y las herramientas adecuadas, es un contrapunto necesario y tranquilizador a la carga cada vez más abstracta y peligrosa que siento sobre mis propios hombros. Ella se prepara para la próxima pelea; yo intento comprender la naturaleza misma de la guerra.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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