Transmisión 326

Fecha: 26.11.2189 (Estimado) Hora: Indeterminada (Impacto Inminente)

Con mi asentimiento resignado, la ya frenética actividad en el taller se intensifica hasta alcanzar un punto febril. El objetivo ha cambiado: ahora no solo preparamos el Armonizador, sino que también debemos activar la forja de resonancia experimental, el "Corazón Mecánico", para crear la chispa que necesitamos. El tiempo es ahora nuestro enemigo más inmediato, incluso más que la propia Fuga.

Kex se mueve con una velocidad y precisión asombrosas, dirigiendo a sus Mecanistas con órdenes concisas y gestos rápidos. Conectan la forja a las mismas fuentes de energía inestables que alimentan el Armonizador, una maniobra increíblemente arriesgada que podría sobrecargar todo el sistema. Instalan matrices de cristal adicionales en la cámara central de la forja, preparándola para recibir y, con suerte, estabilizar la resonancia que intentaremos generar.

Scrappy, a pesar de su evidente escepticismo sobre la cordura de este plan, trabaja codo con codo con los Mecanistas en la forja. Su experiencia práctica con sistemas de energía sobrecargados y tecnología arcana inestable es crucial. La veo improvisar disipadores de calor, reforzar conexiones, crear derivaciones de emergencia... todo mientras lanza miradas de reojo a Kex y a mí, como si esperara que todo explotara en cualquier momento. Su pragmatismo pesimista es, extrañamente, un consuelo. Si ella cree que hay una mínima posibilidad de que esto funcione, quizás no sea completamente suicida.

Mientras ellos preparan la máquina, yo me preparo a mí mismo. Me siento frente a la forja, el libro de los Arquitectos abierto en mi regazo, el Sintonizador en mi mano. Intento encontrar ese silencio interior del que habló Gear, pero es casi imposible con el caos que me rodea y la creciente sensación de pavor que emana de la Fuga que se acerca.

Y entonces, la sentimos.

Las luces del taller parpadean violentamente, algunas estallando en una lluvia de chispas. Un gemido bajo y estructural recorre el metal de la plataforma, como si el propio tejido del espacio-tiempo estuviera siendo estirado. El aire se vuelve extrañamente frío y delgado, y la sensación de nada en el borde de mi percepción psíquica se intensifica, volviéndose casi dolorosa. Es como si una goma de borrar gigante estuviera empezando a rozar los bordes de nuestra realidad.

"¡Está aquí!", grita uno de los Mecanistas, señalando una de las grandes ventanas blindadas del hangar. A través de ella, vemos cómo el mundo exterior empieza a... disolverse. Los contornos de las estructuras distantes se vuelven borrosos, los colores se desvanecen en una neblina grisácea, y parches de pura estática blanca, como nieve en una pantalla rota, comienzan a aparecer y expandirse, devorando la imagen.

"¡Ahora, Resonante!", me grita Kex por encima del creciente ruido blanco que empieza a filtrarse incluso a través de las paredes del taller. "¡No tenemos más tiempo! ¡Guía la resonancia! ¡Enciende la chispa!"

La forja de resonancia zumba frente a mí, lista. La Fuga golpea las puertas. El momento de la verdad ha llegado.