Transmisión 343

Fecha: 13.12.2189 (Estimado) Hora: Indeterminada (El Guardián del Zigurat)

Apoyándome en Scrappy, avanzamos lentamente hacia la base del imponente zigurat. La estructura domina la plaza, absorbiendo la poca luz y emanando una sensación de antigüedad y poder oscuro. El silencio aquí es tan profundo que duele, y la presión del campo de amortiguación es casi insoportable, incluso con los guanteletes protectores zumbando débilmente en mis manos.

"Está aquí", digo con dificultad, mi voz apenas un susurro ronco. "El foco del ritual. Puedo sentirlo... debajo de nosotros, en las profundidades del zigurat. Es... inmenso." La disonancia es tan concentrada, tan perfectamente controlada, que casi parece una forma de armonía retorcida, una canción de la nada.

Nos acercamos a la única entrada visible en la base del zigurat: un arco monumental tallado en la piedra oscura, que conduce a una oscuridad aún más profunda. Pero no está desprotegido.

Como si surgieran de la propia piedra, varias figuras se materializan frente al arco, bloqueando nuestro camino. Son Silenciadores, pero diferentes a los que encontramos antes. Más altos, más imponentes, sus túnicas parecen tejidas con sombras y sus máscaras sin rasgos brillan con una tenue luz interna. Llevan armas más grandes, guadañas de energía oscura y cañones que parecen disparar pura entropía. Son la guardia de élite, los protectores del sanctasanctórum.

Y en el centro de ellos, bloqueando la entrada como un monolito de pesadilla, está él.

El Cazador.

Es aún más grande y aterrador de lo que recordaba de nuestro encuentro en el Nivel 3. Su armadura quitinosa negra reluce débilmente, cubierta de glifos que parecen retorcerse. Sus múltiples ojos rojos brillan con una inteligencia fría y depredadora. No lleva armas visibles, pero la propia atmósfera a su alrededor crepita con poder contenido, una mezcla antinatural de resonancia corrupta y silencio absoluto. Es la encarnación misma de la caza, el depredador alfa de la Necrópolis.

Nos mira, sus ojos fijos en mí, y siento un reconocimiento helado en su mirada. Sabe quién soy. Sabe por qué estamos aquí.

"Confirmado", la voz de Kex suena tensa en nuestros comunicadores, casi ahogada por la interferencia que genera la proximidad del Cazador. "Esa entidad... el Cazador... nuestras lecturas indican que está actuando como el ancla principal del ritual. Es el guardián del foco. Su firma resonante corrupta está siendo utilizada para estabilizar y amplificar el campo de silencio."

La verdad nos golpea con la fuerza de un martillo neumático. No podemos simplemente escabullirnos y desactivar el foco. Para detener el Ritual de Silencio, para llegar al corazón del zigurat, tenemos que pasar por el Cazador.

El miedo, frío y absoluto, se apodera de mí. Esta criatura casi me mata la última vez, y eso fue sin estar potenciada por un ritual arcano y rodeada de su guardia de élite. Enfrentarlo directamente parece un suicidio.

Pero al mirar la entrada oscura detrás de él, al sentir la energía oscura y creciente del ritual que amenaza con consumir la Señal, sé que no hay alternativa. El camino hacia el foco pasa inevitablemente por su guardián más letal.