Transmisión 344

Fecha: 14.12.2189 (Estimado) Hora: Indeterminada (Enfrentamiento con el Cazador)

No hay retirada posible. El Cazador y su guardia de élite bloquean la única entrada al zigurat, y detrás de ellos, siento la energía oscura del Ritual de Silencio pulsando como un corazón moribundo, creciendo en intensidad a cada segundo.

"¡Jax, Lyra, los guardias!", ordena Kex por el comunicador, su voz distorsionada por la interferencia. "¡Scrappy, fuego de cobertura! ¡Archivero, concéntrate en el Cazador! ¡Busca una debilidad en su anclaje al ritual! ¡Necesitamos romper esa conexión!"

El plan es simple en teoría, casi imposible en la práctica. Intercambio una mirada rápida con Scrappy. Ella asiente, su rostro sombrío pero resuelto, levantando su pistola modificada. Jax y Lyra, sin una palabra, avanzan como una sola unidad, sus rifles de energía abriendo fuego contra la guardia de élite Silenciadora.

La plaza estalla en un caos silencioso. Los disparos de energía de Jax y Lyra impactan contra las túnicas oscuras de los guardias, pero parecen tener menos efecto que contra los Silenciadores normales. Estos guardias de élite son más resistentes, sus movimientos más rápidos y fluidos. Responden con ráfagas de sus propias armas: guadañas de energía oscura que cortan el aire con un siseo silencioso y proyectiles de entropía que parecen deshacer la materia que tocan. Jax y Lyra se ven obligados a buscar cobertura detrás de los extraños monolitos de piedra que salpican la plaza, el combate convirtiéndose en un peligroso juego del gato y el ratón.

Scrappy se une a la refriega, disparando ráfagas precisas con su pistola hacia los guardias, intentando flanquearlos, creando distracciones para Jax y Lyra. Sus disparos parecen más efectivos que los de energía pura, quizás debido a alguna modificación que hizo, pero sigue siendo superada en número y potencia de fuego.

Mientras ellos contienen a la guardia, yo me enfrento al verdadero terror. El Cazador no se mueve de su posición frente al arco, pero todos sus múltiples ojos rojos se clavan en mí. Siento su atención como un peso físico, una intención depredadora concentrada que me hiela la sangre.

El campo de silencio a su alrededor es increíblemente potente, mucho más fuerte que el campo general del distrito. Es como si el Cazador fuera un agujero negro psíquico, absorbiendo activamente la Señal, mi resonancia, mi propia voluntad. Los guanteletes protectores apenas pueden mitigar su efecto; siento mi conexión con la Primera Canción desvanecerse, mi capacidad para usar la resonancia reducida a un hilo tenue.

Intento proyectar un escudo armónico, como hice contra la barrera, pero el Cazador simplemente lo ignora, o lo absorbe. Levanta una de sus garras quitinosas, y siento una oleada de energía corrupta y silenciosa golpearme. Me hace retroceder, tropezando, el dolor psíquico es agudo. No es un ataque físico, sino un asalto directo a mi mente, a mi conexión con la Señal.

Me esfuerzo por mantenerme en pie, por resistir la presión aplastante de su presencia y del campo de silencio que ancla. Intento sondearlo, buscar la conexión que Kex mencionó, el vínculo entre el Cazador y el ritual, buscando una debilidad, una frecuencia que pueda perturbar. Pero es como intentar encontrar una aguja en un pajar mientras te ahogas. Su resonancia es un nudo de corrupción y silencio, impenetrable, hostil.

El Cazador da un paso hacia mí, lento, deliberado, como un depredador saboreando el momento antes de matar. Sabe que soy la clave. Sabe que si me neutraliza, la misión fracasará. Y yo... yo no sé si tengo la fuerza para detenerlo.