Transmisión 396

Fecha: Indeterminada (Peligros de la Undercity) Hora: Indeterminada

Apenas hemos puesto un pie en el túnel de servicio abandonado cuando las advertencias de mi resonancia se hacen realidad. Figuras emergen de las sombras y de las tuberías rotas que bordean el pasillo. No son Mecanistas ni cultistas. Son habitantes deformes de las profundidades: mutantes pálidos con extremidades extra y ojos brillantes adaptados a la oscuridad perpetua, y carroñeros desesperados armados con armas improvisadas hechas de chatarra y huesos. Huelen la debilidad y la oportunidad.

Atacan sin previo aviso, un enjambre hambriento y salvaje que se lanza hacia nosotros desde todas direcciones, sus gruñidos y chillidos resonando en el túnel confinado.

Scrappy reacciona instantáneamente. Se coloca delante de mí, usando su cuerpo como escudo, y abre fuego. Su pistola modificada ladra en la oscuridad, cada disparo encontrando su blanco con una precisión letal. Se mueve con una gracia brutal, esquivando garras y armas improvisadas, usando su cuchillo cuando se acercan demasiado. Es una máquina de matar eficiente, forjada en los peligros de estos mismos túneles.

Intento ayudar. A pesar del dolor y la estática que nublan mi mente, reúno mi resonancia dañada. Intento proyectar un pulso armónico, no para herir, sino para desorientar, para crear una oleada de confusión que nos dé una ventaja. El esfuerzo es agónico. Siento como si estuviera tratando de gritar a través de un muro de ruido blanco. El pulso que libero es débil, distorsionado, y solo parece afectar a las criaturas más cercanas, haciéndolas retroceder momentáneamente, confundidas.

Intento levantar un escudo, pero es aún peor. La energía es inestable, parpadea como una luz moribunda y apenas desvía un golpe de una tubería oxidada antes de colapsar, dejándome jadeando y con la visión borrosa por el esfuerzo. Soy prácticamente inútil en combate en este estado.

Scrappy derriba al último de los atacantes con una ráfaga final. La breve y brutal lucha termina, dejándonos rodeados por los cuerpos retorcidos de los mutantes y carroñeros en el túnel silencioso y maloliente. Scrappy respira con dificultad, revisando su munición.

"Tenemos que movernos", dice, su voz tensa. "El ruido atraerá a más." Me mira, evaluando mi estado. "¿Puedes seguir?"

Asiento, aunque me siento increíblemente débil y mareado. "Sí... pero no soy de mucha ayuda así."

La comprensión de nuestra situación nos golpea con toda su fuerza. Estamos solos, heridos, en las profundidades más peligrosas de la Necrópolis. Kex podría estar reorganizándose, el Culto podría estar al acecho, y cada sombra en estos túneles podría ocultar una nueva amenaza. Mi resonancia, mi mayor arma y herramienta, está gravemente comprometida. Dependemos enteramente de las habilidades de Scrappy y de nuestra pura suerte para sobrevivir.

La libertad que sentimos al escapar del Nexus ahora sabe a ceniza. Estamos fuera de la jaula de Kex, pero hemos caído en una jungla mucho más salvaje y despiadada.