Transmisión 398

Fecha: Indeterminada (Recuperación Lenta) Hora: Indeterminada

Los ciclos se arrastran en la penumbra polvorienta de nuestro refugio improvisado. El tiempo pierde su significado, marcado solo por las breves y arriesgadas salidas de Scrappy y mis propios intentos tortuosos de sanar.

Mi recuperación es un proceso lento y agónico. El dolor físico disminuye gradualmente hasta convertirse en un dolor sordo y constante, pero la herida resonante es mucho más profunda esta vez. La estática no es solo ruido; está mezclada con los ecos violentos de la explosión del Nexus, fragmentos de la conciencia de los Arquitectos que no puedo procesar ni silenciar, y las vibraciones caóticas y hostiles de la Undercity que se filtran constantemente. Intentar meditar, intentar encontrar la armonía, es como intentar construir un castillo de arena en medio de un huracán psíquico. La ausencia del campo estabilizador del Nexus hace que la curación sea exponencialmente más difícil.

Scrappy es mi ancla en la realidad. Mientras yo lucho contra mis demonios internos, ella se aventura en los túneles circundantes. Vuelve con agua filtrada de fuentes dudosas, barras de nutrientes caducadas encontradas en escondites olvidados, y lo más importante, información.

"Sigue sin haber noticias confirmadas sobre Kex", informa tras una de sus salidas. "Hay rumores contradictorios en las redes piratas: algunos dicen que está muerta, otros que gravemente herida, otros que simplemente ha desaparecido del radar mientras se reagrupa." Muestra un mapa con las últimas rutas de patrulla interceptadas. "La actividad Mecanista sigue siendo alta, pero están dispersos, barriendo amplias zonas de los niveles medios e inferiores. Parece que no saben dónde estamos... todavía. Pero el Culto del Eco Roto sigue causando problemas, atrayendo parte de la atención."

Cada informe es un respiro temporal, pero también un recordatorio de que el tiempo corre en nuestra contra. Kex, o lo que quede de ella, no descansará.

Frustrado por mi lenta recuperación y atormentado por la culpa y los ecos mentales, casi me doy por vencido. Pero entonces, durante un momento de particular desesperación, recuerdo algo. No una visión compleja de los Arquitectos, sino un principio básico del libro: la armonía no siempre consiste en imponer orden, sino a veces en encontrar el equilibrio dentro del caos.

Dejo de luchar contra la estática, contra los ecos, contra el ruido de la Undercity. En lugar de intentar silenciarlos, los acepto como parte del paisaje resonante actual. Y en medio de esa cacofonía aceptada, busco un único punto de quietud dentro de mí mismo, un recuerdo de la armonía pura de la Primera Canción, por muy débil que sea. Me aferro a esa pequeña nota, a esa vibración singular, protegiéndola del ruido exterior.

No es una cura milagrosa. La estática sigue ahí, los ecos aún susurran. Pero por primera vez desde la explosión, siento que el rugido disminuye ligeramente. La nota de quietud interior se mantiene, frágil pero persistente. Logro mantenerla durante unos segundos, luego un minuto. Es un control minúsculo, infinitesimal en la escala de lo que he perdido, pero es algo.

Abro los ojos, el sudor empapando mi frente, pero con una nueva chispa de determinación. La recuperación es posible, incluso aquí, incluso después de esto. He encontrado un camino, por tenue que sea. Aferrándome a esa pequeña nota de armonía interior, empiezo a reconstruirme, pieza por pieza, en el corazón de la tormenta.