Transmisión 407

Fecha: Indeterminada (El Corazón de los Archivos) Hora: Indeterminada

Seguimos a nuestros silenciosos escoltas Espectro a través de un laberinto de ruinas digitales. Nos guían por caminos ocultos, a través de brechas en muros de datos colapsados y sobre puentes improvisados que cruzan abismos llenos de cables rotos y hardware destrozado. El territorio Espectro no es una base fortificada en el sentido tradicional, sino que está tejido en la propia estructura de los Archivos.

Sus refugios están ingeniosamente ocultos, integrados en las ruinas de una manera que los hace casi indistinguibles del entorno. Vemos entradas disimuladas detrás de cascadas de cables de fibra óptica muertos, puestos de observación camuflados en carcasas de servidores gigantes, y lo que parecen ser talleres o laboratorios brillando débilmente en las profundidades de pozos de mantenimiento olvidados.

La tecnología que utilizan es una extraña amalgama. Hay equipos recuperados y reutilizados de la era de los Archivos, pero también dispositivos que parecen... cultivados. Cables que se asemejan a vides bioluminiscentes, terminales que parecen hechas de hueso pulido y cristal, y resonadores que emiten débiles campos armónicos, muy diferentes a la tecnología Mecanista o incluso a la de los Arquitectos. Es una simbiosis única entre lo orgánico, lo tecnológico y lo resonante.

A medida que nos adentramos, siento una presencia resonante cada vez más fuerte. Es diferente a cualquier cosa que haya sentido antes. No es la armonía pura del Nexus, ni la disonancia del Culto, ni el caos de la Undercity. Es... compleja. Multicapa. Como un coro de miles de voces silenciosas cantando en perfecta sincronía, pero con una cualidad antigua y ligeramente melancólica. Es vasta, poderosa, y extrañamente tranquilizadora. La Oráculo. Siento su conciencia abarcando todo el sector, observando, escuchando, procesando.

Finalmente, nuestros escoltas nos llevan a una vasta cámara subterránea, una antigua sala de servidores principal cuyo techo se ha derrumbado parcialmente, dejando entrar haces de luz crepuscular desde algún lugar muy por encima. En el centro de la sala, rodeada por bancos de servidores silenciosos y consolas muertas, hay una estructura que desafía la descripción fácil.

Parece un árbol cristalino gigante, cuyas raíces se hunden en el suelo de la cámara y cuyas ramas se extienden hacia la oscuridad superior, entrelazadas con cables de datos antiguos y brillantes filamentos bioluminiscentes. En el corazón del "árbol", suspendida en un nido de luz y cables, hay una figura. Oculta por las túnicas Espectro, pero rodeada por un aura palpable de poder resonante. La Oráculo.

No está sola. Otros Espectros se mueven silenciosamente por la cámara, atendiendo terminales que parpadean con datos extraños, ajustando los resonadores que zumban suavemente, o simplemente observando desde las sombras.

Nuestros escoltas se detienen a una distancia respetuosa de la estructura central y hacen un gesto para que nos acerquemos. Avanzamos lentamente, sintiendo el peso de innumerables ojos invisibles sobre nosotros y la abrumadora presencia resonante de la figura en el corazón del árbol cristalino. Hemos llegado ante la Oráculo de los Espectros.