Transmisión 414

Fecha: Indeterminada (Conectando el Guardián) Hora: Indeterminada

Nos deslizamos hasta la base misma de la estructura del Nexus dañado. Estamos peligrosamente cerca del grupo principal de cultistas, apenas ocultos por los restos retorcidos de lo que una vez fue una consola de diagnóstico de los Arquitectos. Los cánticos disonantes son más fuertes aquí, una vibración física que rechina en mis dientes y amenaza con romper mi frágil burbuja de quietud. La energía del Nexus es un torbellino caótico a nuestro alrededor, pulsando con luz púrpura y blanca enfermiza.

Ignorando el caos externo e interno, me concentro en el Nexus. Sostengo el cristal guardián Espectro, sintiendo su propia vibración armónica débil pero estable. Extiendo mi resonancia, usando el cristal como un diapasón, buscando un punto en la superficie dañada del Nexus que resuene en simpatía, un nodo de energía relativamente estable donde el guardián pueda conectarse sin causar más daño o ser rechazado por la disonancia.

Es como buscar una nota específica en un instrumento roto mientras una multitud grita a tu alrededor. Siento múltiples puntos de flujo de energía, la mayoría erráticos, corrompidos por los cables del Culto o dañados por mi propia sobrecarga anterior. Pero entonces, encuentro uno. En la parte inferior de la estructura, parcialmente oculto por los escombros, hay un pequeño receptáculo cristalino, similar a donde conecté el Sintonizador antes, que todavía emite una débil pero coherente firma armónica, una de las pocas partes que parece resistir activamente la corrupción.

"Ahí", susurro, señalando el punto a Scrappy. "Necesito llegar allí."

El problema es que está ligeramente expuesto, y uno de los centinelas del Culto, un bruto encapuchado armado con una hoja dentada hecha de metal y hueso, patrulla cerca de esa zona, su ruta pasando a pocos metros del punto de conexión.

Scrappy evalúa la situación en una fracción de segundo. Hace un gesto para que espere. Cuando el centinela nos da la espalda en su ronda, ella se desliza desde nuestra cobertura con una velocidad fantasmal. Antes de que el cultista pueda reaccionar, Scrappy está detrás de él. Un movimiento rápido, un destello de su cuchillo en la luz parpadeante, y el centinela se desploma silenciosamente en las sombras, su cántico ahogado abruptamente. Scrappy arrastra el cuerpo rápidamente fuera de la vista.

"Ahora, Silas", susurra ella, volviendo a nuestra posición. "Tienes una ventana. Date prisa."

Con el corazón latiéndome en la garganta, me deslizo hacia el punto de conexión. El cristal guardián vibra con más fuerza en mi mano a medida que me acerco al Nexus. Me arrodillo, mis manos temblando por la adrenalina y la tensión resonante. Con cuidado, presiono el cristal facetado contra el receptáculo en la base del Nexus.

Hay un clic suave, y siento una conexión formándose, una oleada inicial de energía caótica del Nexus fluyendo hacia el cristal, que la absorbe y comienza a vibrar con una frecuencia armónica estabilizadora. Pero el proceso no es instantáneo. Necesita tiempo para sintonizarse, para establecer el campo de contención.

Y los cultistas cercanos, aunque absortos en su ritual, empiezan a agitarse, como si sintieran el cambio sutil en la energía, el inicio de una nueva armonía interfiriendo con su disonancia. El tiempo se agota.