Transmisión 415

Fecha: Indeterminada (Armonía y Furia) Hora: Indeterminada

El cambio en la energía resonante, aunque sutil al principio, no pasa desapercibido para los sensibles a la disonancia del Culto. Los cánticos flaquean, volviéndose más erráticos. Varias figuras encapuchadas se giran, sus rostros ocultos (o inexistentes) buscando la fuente de la interferencia armónica que perturba su ritual.

Una figura se destaca del grupo principal. Más alta, envuelta en túnicas más elaboradas hechas de piel pálida y cables orgánicos pulsantes, y portando un báculo nudoso que crepita con energía disonante. El líder. Su cabeza se gira bruscamente hacia nuestra posición oculta. No tiene ojos visibles, pero siento su percepción resonante, corrupta y hambrienta, fijándose en nosotros, en el cristal guardián que estoy intentando activar.

"¡Intrusos!", grita el líder, su voz una cacofonía de estática y gruñidos guturales que resuena dolorosamente en mi mente. "¡Profanadores! ¡Silenciando la gloriosa canción del ruido!" Levanta su báculo, y la energía disonante a su alrededor se intensifica. Varios cultistas se separan del ritual y avanzan hacia nosotros, sus armas improvisadas listas.

"¡Silas, ahora!", grita Scrappy, desenfundando su pistola y preparándose para el combate.

Ignoro el peligro inminente, la amenaza del líder del Culto y sus seguidores. Vierto toda mi concentración, toda mi resonancia recuperada, en el cristal guardián. Me conecto con su matriz armónica, sintiendo cómo se sincroniza con el núcleo aún resistente del Nexus. Empujo mi voluntad a través del cristal, activando su función principal: la contención armónica.

El cristal guardián Espectro responde. Brilla con una luz azul pura y constante, mucho más brillante que antes. Una onda de energía armónica visible se expande desde el cristal, extendiéndose en un radio de varios metros a nuestro alrededor, empujando hacia atrás la disonancia caótica del Culto y la energía errática del Nexus. Dentro de esta burbuja de armonía, el aire se siente limpio, la estática en mi mente disminuye significativamente, y la presión resonante se alivia. Es un pequeño oasis de orden en medio del caos.

Pero para los cultistas, esta armonía es veneno.

Cuando la onda armónica los golpea, gritan de agonía. Se agarran la cabeza, tropiezan hacia atrás, sus cuerpos convulsionando como si estuvieran siendo quemados. La energía disonante que los anima choca violentamente con la pureza armónica del campo del guardián. Sus armas crepitantes chisporrotean y fallan.

Sin embargo, el dolor no los detiene. Los enfurece. Con un rugido colectivo de furia y odio, los cultistas que no están incapacitados por el dolor se lanzan hacia nosotros, sus movimientos ahora totalmente salvajes, impulsados por un frenesí de disonancia herida. Ya no intentan capturarnos ni detenernos; solo quieren destruir la fuente de la armonía que los atormenta.

"¡Prepárate!", grita Scrappy, abriendo fuego contra la horda que se acerca.

La batalla por el corazón herido del Nexus ha comenzado. Estamos atrapados dentro de nuestra pequeña burbuja de armonía, asediados por la furia disonante del Culto del Eco Roto.