Transmisión 417

Fecha: Indeterminada (Clímax Disonante) Hora: Indeterminada

La situación es insostenible. El campo armónico parpadea bajo el asalto implacable del líder del Culto, y cada impacto resuena en mi cráneo como un martillazo. Scrappy lucha valientemente, pero los cultistas, aunque debilitados por la armonía, son demasiados y su fanatismo los impulsa a seguir atacando. Nos están desgastando.

Me doy cuenta de que no podemos ganar simplemente defendiéndonos. Mientras el líder siga atacando el campo, solo es cuestión de tiempo que falle, o que Scrappy sea abrumada. Necesitamos neutralizar la fuente del ataque disonante. Necesitamos detener al líder.

Tomo una decisión arriesgada. En lugar de solo mantener el campo de contención, intento canalizar activamente su energía armónica. Me conecto más profundamente con el cristal guardián, sintiendo su resonancia pura y estable, y la mezclo con mi propia voluntad, con mi intención de atacar. Reúno la energía del campo, no en un escudo pasivo, sino en un pulso enfocado, una lanza de armonía pura dirigida directamente al líder del Culto. Es un esfuerzo inmenso, como intentar redirigir un río con las manos desnudas, y siento que el campo a nuestro alrededor se debilita peligrosamente mientras desvío su energía.

"¡Scrappy, cúbreme!", grito, mi voz tensa por el esfuerzo.

Scrappy, entendiendo al instante, redobla sus esfuerzos. Ignora a los cultistas menores que la atacan y concentra todo su fuego en los guardaespaldas o acólitos más cercanos al líder, creando una breve pero crucial ventana en la que su atención se desvía.

Aprovecho ese instante. Libero el pulso armónico acumulado. Un rayo de luz azul brillante y pura sale disparado del cristal guardián, atravesando la cámara y golpeando al líder del Culto directamente en el pecho, justo donde su báculo disonante parece conectado a su cuerpo.

El efecto es inmediato y catastrófico. La armonía pura choca violentamente con la disonancia concentrada que encarna el líder. Hay un grito desgarrador, una mezcla de estática y agonía pura, y luego una explosión de energía púrpura oscura. El líder del Culto es arrojado hacia atrás, su cuerpo convulsionando violentamente, su báculo estallando en fragmentos. La energía disonante que lo rodeaba se disipa caóticamente.

Con la caída de su líder, el asalto del Culto se desmorona. Los cánticos cesan abruptamente. Los cultistas restantes parecen perdidos, desconectados de la fuente de su furia colectiva. Algunos se detienen, mirando con horror el cuerpo caído de su líder. Otros simplemente se dan la vuelta y huyen, desapareciendo en las sombras de la cámara o por la entrada derrumbada.

Scrappy no les da oportunidad de reagruparse. Elimina rápidamente a los pocos que aún representan una amenaza inmediata, sus disparos resonando en el silencio repentino.

Finalmente, la batalla termina. Nos quedamos solos en la cámara del Nexus, rodeados por los cuerpos de los cultistas caídos, el aire todavía vibrando con los ecos de la batalla. El campo armónico del guardián Espectro sigue activo, una burbuja de calma azul en medio de la profanación y la ruina. El Nexus detrás de nosotros pulsa débilmente, su luz ahora un azul más estable, aunque todavía herido.

Hemos sobrevivido. Hemos asegurado el Nexus, por ahora. Caigo de rodillas, agotado física y resonante mente, el coste del último ataque dejándome temblando. Scrappy se acerca, vigilante, revisando nuestro entorno antes de ofrecerme una mano para levantarme. La prueba de la Oráculo ha sido superada, pero la sensación de victoria es frágil, teñida por el agotamiento y la incertidumbre de lo que vendrá después.