Transmisión 433

Fecha: Indeterminada (El Enclave Silencioso) Hora: Indeterminada

La señal resonante nos guía finalmente a una sección de túnel que parece un callejón sin salida, una pared de roca sólida. Pero mi percepción me dice lo contrario. Siento la señal emanando claramente desde detrás de la pared, junto con una corriente de aire fresco y húmedo. Scrappy examina la roca y encuentra un mecanismo oculto, una sección que se desliza hacia adentro al aplicar presión en el lugar correcto, revelando una abertura estrecha.

Nos deslizamos por la abertura y emergemos en un lugar que desafía toda lógica de la Necrópolis. Es una caverna inmensa, tan grande que no podemos ver el techo, iluminada no por neones ni luces de emergencia, sino por una suave y difusa bioluminiscencia que emana de vastos jardines de hongos gigantes, musgos luminosos y extrañas plantas cristalinas que cubren las paredes y el suelo. El aire es limpio, cálido y huele a tierra fértil y flores desconocidas. Cascadas de agua clara caen desde repisas superiores, formando arroyos que serpentean a través de la caverna. Es un ecosistema oculto, un mundo perdido bajo el mundo.

Y no está deshabitado. Figuras se mueven tranquilamente entre los jardines bioluminiscentes. No son humanos normales, ni mutantes deformes, ni Espectros enmascarados. Parecen... humanoides, pero con piel pálida y translúcida a través de la cual brillan débiles luces internas. Sus ojos son grandes y oscuros, adaptados a la luz tenue. Se mueven con una gracia lenta y deliberada, atendiendo las plantas luminosas, recolectando frutas brillantes, o simplemente sentados en meditación silenciosa. Visten ropas sencillas hechas de fibras vegetales tejidas.

Siento su resonancia colectiva: es la señal que he estado siguiendo. Es fuerte aquí, clara, una armonía tranquila y estable que impregna toda la caverna. No hay miedo, ni hostilidad, ni la cacofonía de pensamientos y emociones que caracteriza a la Necrópolis. Es una conciencia colectiva pacífica, profundamente conectada con el entorno bioluminiscente que los rodea. Siento una simbiosis entre los habitantes y las plantas, una red de vida resonante.

Los habitantes nos notan. Varios se giran lentamente hacia nosotros, sus grandes ojos oscuros observándonos sin alarma aparente, solo con una tranquila curiosidad. No levantan armas (no parece que lleven ninguna), no hacen movimientos amenazantes. Simplemente nos observan.

"Increíble", susurra Scrappy, bajando instintivamente su pistola. "Nunca había visto nada como esto."

"Son pacíficos", digo, confirmando lo que siento a través de la resonancia. "Están... conectados. A este lugar. Entre sí."

Nos acercamos lentamente, con las manos levantadas en señal de paz, como hicimos con los Espectros, aunque aquí la atmósfera es completamente diferente.

"Hola", dice Scrappy en voz baja, su voz sonando extrañamente fuerte en la tranquilidad de la caverna. "No queremos hacer daño. Estamos... perdidos. Necesitamos ayuda."

Uno de los habitantes, ligeramente más alto que los demás, se separa del grupo y se acerca a nosotros. No habla, pero inclina la cabeza, sus grandes ojos estudiando nuestros rostros, nuestra resonancia. Siento una suave sonda mental, mucho menos invasiva que la de la Oráculo, más como una pregunta silenciosa, una invitación a compartir quiénes somos.

Hemos encontrado la fuente de la señal. Hemos encontrado un enclave de vida pacífica en las profundidades más oscuras. La pregunta ahora es: ¿qué son? ¿Y nos ayudarán?