Transmisión 458

Fecha: 18.04.2189 Hora: ~09:15

La tensión se condensa en el pequeño espacio entre las pinzas abiertas y la piel febril de Silas. El zumbido en su muslo es una nota grave y constante, un bajo continuo en la sinfonía de su sufrimiento. La criatura, tras su breve pausa, reanuda el movimiento.

Las puntas de las pinzas, finas como agujas pero con un brillo metálico opaco, descienden los últimos milímetros y hacen contacto con la piel justo al borde de la costra endurecida. No hay un pinchazo agudo, no es una agresión directa. Es un contacto preciso, deliberado, casi clínico.

Pero incluso a través de la inconsciencia y la fiebre atenuada, la sensación es invasiva. Una presión localizada y extraña, acompañada de un repentino y breve aumento del calor en ese punto exacto, como si las pinzas estuvieran ligeramente calientes. No es un dolor ardiente como el del fluido corrosivo, sino una molestia profunda, una intrusión a nivel celular.

El cuerpo de Silas reacciona. Un espasmo más fuerte que el anterior recorre la pierna, haciendo que el músculo del muslo se contraiga visiblemente bajo la piel. Un gemido ahogado escapa de sus labios secos, y su respiración, que se había estabilizado un poco, vuelve a ser irregular, entrecortada por la nueva sensación desagradable.

Simultáneamente, la "presencia" en su pierna responde de forma dramática. El zumbido constante aumenta bruscamente de tono, volviéndose casi un chirrido sub-sónico que vibra dolorosamente en los huesos de Silas. Las tenues líneas azuladas que parpadearon antes ahora se iluminan con más intensidad, trazando una red compleja y brillante bajo la piel del muslo, desde la cadera hasta la rodilla, convergiendo en el punto donde las pinzas hacen contacto. La luz azul pulsa una vez, dos veces, sincronizada con el chirrido vibratorio, antes de atenuarse de nuevo a un brillo apenas perceptible.

La criatura no se inmuta ante la reacción física de Silas ni ante la respuesta luminosa de la sustancia integrada. Con una precisión imperturbable, las pinzas comienzan a moverse. No pellizcan ni cortan. Se deslizan suavemente sobre la superficie de la piel, siguiendo el borde exacto donde la carne viva se encuentra con la costra fibrosa. Es como si estuvieran trazando o midiendo la interfaz.

Mientras se mueven, emiten una energía sutil. No es eléctrica en el sentido del shock anterior, sino más bien una resonancia controlada, una vibración de alta frecuencia que parece interactuar directamente con la sustancia integrada bajo la piel y con la propia piel de Silas en la zona de transición. El calor localizado persiste bajo las pinzas mientras se mueven.

¿Está sellando los bordes? ¿Ajustando la conexión entre la sustancia alienígena y el tejido biológico? ¿O quizás está "leyendo" la composición de la interfaz, recopilando datos?

El proceso dura apenas unos segundos, un barrido completo alrededor del perímetro de la costra. Luego, las pinzas se retiran con la misma lentitud y precisión con la que se acercaron. Se pliegan y el apéndice se retrae hacia el cuerpo de la criatura.

El chirrido sub-sónico en la pierna de Silas disminuye, volviendo al zumbido grave anterior, aunque quizás ligeramente más fuerte que antes. Las líneas azules se desvanecen por completo. El calor localizado en el borde de la costra se disipa lentamente.

La criatura permanece junto a la pierna por un momento más, inmóvil, como si evaluara el resultado inmediato de su manipulación. Luego, con un suave rasquido, se aparta de nuevo, retrocediendo a su posición de observación a un par de metros de distancia.

Silas queda con el eco del gemido en su garganta, la respiración todavía alterada, y una nueva capa de confusión y miedo filtrándose a través de la niebla febril. La intervención ha sido breve, precisa y completamente incomprensible. No parece haber causado un daño adicional obvio, pero la reacción de la sustancia integrada y la naturaleza de la manipulación sugieren un propósito deliberado.

¿Qué ha cambiado en la interfaz entre su carne y la sustancia alienígena? ¿Ha fortalecido la conexión? ¿La ha preparado para algo más? La criatura sigue observando, paciente, enigmática. La tregua continúa, pero la sensación de ser un sujeto de experimentación es más fuerte que nunca.