Transmisión 464

Fecha: 18.04.2189 Hora: ~09:43

El momento se estira, suspendido en la quietud expectante del conducto. La punta verde esmeralda del apéndice-sonda flota inmóvil, un ojo diminuto y brillante observando la superficie oscura y texturizada de la interfaz bio-orgánica. La criatura, una masa de paciencia alienígena, espera la señal interna que dicte la acción.

Entonces, el movimiento. Es infinitesimal, casi imperceptible, pero definitivo. La punta desciende esa última fracción de milímetro.

Contacto.

No hay sonido audible, ni siquiera un roce. La punta verde simplemente se fusiona con la superficie de la costra, como una gota de rocío absorbida por tierra seca. La luz esmeralda no se apaga; en cambio, parece penetrar la sustancia oscura, difuminándose ligeramente en el punto de contacto, creando un pequeño halo verdoso dentro de la interfaz.

La reacción es instantánea, pero controlada, muy diferente a los espasmos violentos anteriores.

En la pierna de Silas, un calor muy localizado florece directamente bajo el punto de contacto. No es el ardor químico ni el shock eléctrico, sino un calor profundo, casi febril, que se siente como si emanara desde el interior del hueso hacia afuera. Simultáneamente, las tenues líneas azules que ocasionalmente parpadeaban en la interfaz (vistas en T456 y T458) reaparecen, pero esta vez son más definidas, más brillantes y no parpadean al azar. Trazan patrones geométricos complejos que parecen converger y divergir desde el punto de contacto verde.

El flujo de datos de la interfaz cambia drásticamente. La complejidad ordenada que surgió tras la modulación ámbar se dispara exponencialmente. Los patrones se vuelven increíblemente intrincados, rápidos, superponiéndose en múltiples capas. Es como si un canal de información masivo se hubiera abierto de golpe. El zumbido grave subyacente se intensifica, adquiriendo una nueva resonancia, ahora modulada por la frecuencia asociada a la luz verde.

Silas reacciona. Un gemido bajo escapa de sus labios, y su cuerpo se tensa. No es un espasmo violento, sino una contracción muscular generalizada, como si su sistema nervioso estuviera recibiendo una sobrecarga sensorial masiva pero amortiguada. La somnolencia residual se evapora instantáneamente, reemplazada por una sensación subconsciente de... intrusión. Una presencia ajena no solo cerca, sino dentro, interactuando directamente con algo que se ha fusionado con su ser.

La criatura no se inmuta ante la reacción. Mantiene el apéndice-sonda firmemente en contacto. La luz verde en la punta pulsa ahora con un ritmo rápido y complejo, sincronizado con los patrones cambiantes de las líneas azules y el flujo de datos acelerado.

Parece que la criatura está estableciendo una conexión directa con la interfaz, quizás inyectando o extrayendo datos, o activando una función específica. La luz verde podría ser un indicador del tipo de datos o energía que se transfiere, o simplemente el medio de la conexión.

El calor en la pierna de Silas se intensifica ligeramente, extendiéndose en un círculo de unos pocos centímetros alrededor del punto de contacto. Las líneas azules brillan con más fuerza, sus patrones volviéndose casi hipnóticos en su complejidad danzante.

La conexión está establecida. La transferencia, o lo que sea que esté ocurriendo, ha comenzado.