Transmisión 468

Fecha: 18.04.2189 - 19.04.2189 (?) Hora: Indeterminada (Paso de varias horas, posiblemente un ciclo día/noche completo o más)

El tiempo pierde su significado en la oscuridad del conducto y la profundidad de la inconsciencia de Silas. Las horas se deslizan unas sobre otras, marcadas únicamente por el eco persistente del goteo lejano y los lentos procesos biológicos del cuerpo herido.

Silas no muestra signos de recuperar la consciencia. Permanece inmóvil, su respiración es un murmullo apenas audible contra el metal frío. El efecto del líquido administrado por la criatura parece haber estabilizado sus constantes vitales a un nivel precario pero funcional, manteniendo a raya la fiebre más severa y permitiendo que su cuerpo concentre sus escasos recursos en la supervivencia básica.

Las heridas siguen siendo graves. La quemadura química en su hombro supura lentamente bajo la ropa desgarrada. Las contusiones y posibles fracturas costales causan dolor incluso en la inconsciencia, manifestándose como ocasionales y superficiales espasmos musculares o gemidos ahogados que se pierden en el silencio.

La interfaz en su pierna es una constante silenciosa. Las líneas azules pulsan con una regularidad hipnótica, un faro bio-luminiscente en la oscuridad. El zumbido grave es una vibración que se ha fundido con el ruido de fondo de su propia percepción subconsciente. La costra fibrosa que la cubre sigue seca y dura, integrada en su piel.

Pero algo está cambiando, muy sutilmente. La sensación de 'Propósito' o 'búsqueda' que quedó latente tras la prueba de la señal (T466) no se ha desvanecido. Al contrario, parece estar... asentándose. Ya no es una orden externa aguda, sino que empieza a integrarse en el tejido de sus pensamientos fragmentados e inconscientes. Es como si la directiva estuviera siendo procesada, asimilada lentamente por su propia mente a un nivel muy profundo.

No hay una manifestación externa clara de este proceso, salvo quizás una tensión casi imperceptible que se acumula en los músculos de su pierna afectada, como si la interfaz estuviera preparándose para algo, o como si la propia directiva estuviera generando una respuesta neurológica subconsciente.

El entorno no cambia. El aire sigue siendo viciado, aunque quizás la concentración de los vapores más tóxicos fluctúa ligeramente con corrientes de aire imperceptibles. El goteo continúa, implacable. No hay señales de otras criaturas, ni de la entidad viscosa ni de la quitinosa. Por ahora, Silas está verdaderamente solo con sus heridas y el implante alienígena.

La supervivencia pende de un hilo muy fino. Deshidratación, infección, el fallo de sus sistemas corporales bajo el estrés prolongado... son amenazas constantes. Y ahora, se añade la incógnita de la interfaz y su directiva programada. ¿Es una herramienta? ¿Un parásito? ¿Una bomba de tiempo?

El tiempo sigue pasando. La oscuridad persiste. La lucha silenciosa continúa.