Transmisión 484

Fecha: 19.04.2189 (?) Hora: Indeterminada

La aguja se retrae una vez más, desapareciendo en su compartimento (T483). La segunda dosis de la sustancia clara circula ahora por el organismo de Silas.

Esta vez, la respuesta es más lenta, menos pronunciada que tras la primera inyección (T482). Pasan varios segundos más antes de que se observen cambios significativos.

Finalmente, el pulso cardíaco, que había comenzado a debilitarse y volverse errático de nuevo, recupera una cierta regularidad. Sin embargo, la fuerza del latido sigue siendo notablemente débil, quizás incluso más que tras la estabilización inicial. La respiración se hace un poco menos superficial, pero la mejora es marginal comparada con la vez anterior. No hay un rubor perceptible en la piel, solo una ligera disminución de la palidez cerúlea. La sensación de calor es mínima, apenas un leve aumento de temperatura localizado alrededor de los dos puntos de inyección en el muslo.

A nivel subconsciente, no hay rastro de la claridad fugaz experimentada previamente (T482). Solo persiste la profunda oscuridad de la inconsciencia, quizás ahora teñida por una vaga sensación de presión o incomodidad difusa que no llega a registrarse como dolor.

La interfaz registra la respuesta fisiológica. La luz naranja, que había parpadeado con alerta (T483), vuelve a un brillo estable, aunque quizás ligeramente menos intenso que antes. El zumbido se resincroniza con el pulso ahora regularizado, pero su tono es sutilmente más bajo, más grave, como si reconociera una estabilización subóptima.

Entonces, un nuevo fenómeno se manifiesta. Un temblor fino y persistente comienza en las extremidades de Silas, principalmente en los dedos de las manos y los pies. No es el escalofrío violento de la fiebre (T453) ni el estremecimiento reactivo a estímulos (T481, T482), sino una vibración constante y de baja amplitud, casi como una corriente eléctrica superficial.

La interfaz detecta inmediatamente esta nueva variable. Su luz naranja parpadea una vez, brevemente, y el tono del zumbido fluctúa por un instante antes de volver a su cadencia grave y regular. Está registrando el temblor, añadiéndolo a la compleja ecuación de la supervivencia de Silas. La estabilización se ha logrado, de nuevo, pero a un coste potencialmente creciente y con la aparición de nuevos síntomas preocupantes.