Transmisión 493

Fecha: 19.04.2189 (?) Hora: Indeterminada

La estasis (T491) se prolonga. El cuerpo de Silas permanece suspendido en el umbral de la vida, un lienzo inerte sobre el que la interfaz proyecta su control absoluto (luz violeta, vibración subsónica). La monitorización interna no revela cambios: los signos vitales mínimos son estables, el deterioro detenido.

Sin embargo, el "ruido ambiental anómalo" (T492) no cesa. La vibración externa, antes intermitente y débil, comienza a ganar consistencia. El retumbar distante se vuelve más regular, adoptando un ritmo lento pero perceptible. Ya no son pulsos erráticos, sino una cadencia grave y pesada que resuena a través de la estructura metálica del conducto con una persistencia creciente.

La interfaz, que inicialmente había descartado la vibración, reabre su análisis. Compara la nueva firma rítmica con su base de datos de fenómenos conocidos: maquinaria pesada, actividad sísmica menor, flujos hidráulicos... Ninguno coincide exactamente. La frecuencia es demasiado baja, los armónicos demasiado complejos y extrañamente organizados.

La luz violeta de la interfaz parpadea brevemente, cambiando a un tono ligeramente más intenso. La vibración subsónica que mantiene la estasis no varía, pero internamente, la interfaz dedica más recursos de procesamiento al análisis del estímulo externo. Sensores adicionales en su superficie se activan, intentando triangular la fuente de la vibración y discernir su naturaleza.

Aunque todavía no la clasifica como una amenaza directa que requiera una acción inmediata (como revertir la estasis o activar defensas), su estado cambia. La etiqueta "ruido ambiental anómalo" se actualiza a "fuente vibratoria no identificada, patrón rítmico, monitorización activa". La interfaz ha pasado de una simple detección a una vigilancia específica. La quietud ya no es absoluta; una presencia externa y desconocida está marcando el ritmo en la oscuridad.