TRANSMISIÓN 5
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Transmisión 5

Transmisión 005

Fecha: 05.01.2189 Hora: 01:35

El silencio se rompe. Uno de ellos, el de la izquierda, levanta una mano enguantada. Un gesto lento, deliberado. Señala el mapa sobre mi mesa. El mapa. La fuente de todo este lío. La llave que no debí girar.

Su voz resuena, filtrada por el modulador del casco, plana, sin inflexiones, pero con un trasfondo de acero frío que me hiela la sangre. "Archivero Silas. Orden 7-Gamma-Delta. Ese artefacto queda confiscado para análisis inmediato. Usted vendrá con nosotros para un interrogatorio estándar de exposición a Eco de Nivel 3."

Interrogatorio estándar. Las palabras caen como losas de hormigón en el aire viciado. Estándar. Qué palabra tan jodidamente orwelliana en este contexto. Sé lo que significa "estándar" para los Silenciadores cuando se trata de Resonantes y Ecos de Nivel 3. Nivel 3. Ya lo han clasificado. Saben que no fue un simple residuo emocional, un susurro del pasado. Saben que hubo contacto. Interacción. Contaminación.

Mi mente proyecta imágenes no deseadas, fragmentos de rumores susurrados en los rincones oscuros de los comedores del Nivel 12-Beta, historias de otros Resonantes que fueron llevados para un "interrogatorio estándar" y nunca volvieron a ser los mismos. Horas, quizás días, atado a una silla metálica fría, bajo la luz parpadeante de sondas psíquicas y el goteo constante de sueros químicos diseñados para derribar barreras mentales. Hurgarán en mi cerebro como carroñeros digitales, buscando cualquier rastro de la visión, cualquier signo de la influencia del Eco, cualquier desviación de la norma aceptable por la burocracia.

Y encontrarán algo. Joder, claro que lo encontrarán. Acabo de tener una visión directa de una entidad cósmica devoradora de mundos y he recibido un mensaje de sus putos adoradores. Mi mente es un campo de batalla psíquico ahora mismo, lleno de metralla de Ecos y el hedor del miedo primordial. Soy un libro abierto para sus sondas.

Y después del interrogatorio... si sobrevivo a él sin que mi mente se fría como un huevo en una plancha sónica... viene la "recalibración". Otro eufemismo encantador. Borrado selectivo de memoria. Usarán sus herramientas arcanas y tecnológicas para extirpar los recuerdos ofensivos, para "reajustar" mi percepción de la realidad. Podría perder semanas, meses de mi vida. Podría olvidar quién soy, qué he visto. Podría convertirme en una cáscara vacía, un autómata funcional apenas capaz de seguir transcribiendo documentos inútiles hasta que mi cuerpo falle. O, si consideran que la "contaminación" es demasiado profunda, que soy un riesgo para la "estabilidad"... simplemente desapareceré. Otro Resonante "archivado permanentemente" en alguna instalación olvidada en los niveles más profundos y oscuros de Oakhaven, de donde nadie regresa jamás. Un número borrado de los registros. Olvidado. Polvo entre el polvo.

No.

La palabra surge desde lo más profundo de mi ser, una chispa de desafío en medio del océano de pánico. No puedo ir con ellos. No puedo permitir que me hagan eso. No puedo dejar que me borren, que me conviertan en otro fantasma obediente.

Y el mapa... ¿Por qué lo quieren con tanta urgencia? "Análisis inmediato". ¿Es por el símbolo de la Unidad Rota? ¿Saben lo que significa? ¿O es por la conexión con el Corazón Vacío, con la Cicatriz? ¿Temen que pueda ser usado? ¿O... quieren usarlo ellos mismos? La burocracia de Oakhaven siempre ha sido experta en acaparar poder, en ocultar secretos peligrosos bajo capas de regulaciones y olvido forzado. Quizás teman a los Cultores, pero quizás también teman perder el control sobre un artefacto de semejante potencial.

No importa. Lo que importa es que no puedo dejar que se lo lleven. Esa visión, por aterradora que fuera, se sentía... importante. Vital. Como si hubiera vislumbrado una verdad oculta bajo las mentiras y la decadencia de este mundo. Ese símbolo, esa conexión... Peligrosos, sí, sin duda. Pero quizás también... una clave. Una respuesta. Siento esa certeza en la médula de mis huesos, una resonancia que va más allá de mi sensibilidad habitual, más allá del miedo. Una intuición que me grita que entregar el mapa, entregarme a mí mismo, sería un error catastrófico.

El pánico que me atenazaba la garganta se transforma. No desaparece, pero cambia. Se mezcla con una oleada de adrenalina fría, desesperada. Una claridad helada se instala en mi mente. Solo hay una opción. Una opción suicida, probablemente. Pero la única que me deja alguna posibilidad de mantener mi mente intacta, de mantener el mapa fuera de sus manos.

Necesito huir. Ahora.

La idea es absurda. Ridícula. Estoy en el corazón del Scriptorium Magnus, Nivel 7-Gamma. Un laberinto vigilado. Atrapado en un cubículo sin salida. Enfrentándome a dos Ejecutores entrenados, armados y probablemente mejorados cibernéticamente. Huir es imposible. Una sentencia de muerte segura, probablemente más rápida y sucia que la "recalibración", pero muerte al fin y al cabo.

Pero la alternativa... la silla de interrogatorio, las sondas, el borrado... eso es peor que la muerte. Es la aniquilación del yo.

Miro a los Silenciadores. Sus visores negros me devuelven mi propio reflejo distorsionado. Impasibles. Esperando. Seguros de su victoria. Miro la mesa. El mapa. El símbolo que parece burlarse de mí. La llave que ha abierto esta puerta al infierno. Una llave que me ha condenado... o quizás, solo quizás, una llave que también puede abrir una salida.

Imposible. Pero tengo que intentarlo. Tengo que encontrar una manera. Aquí. Ahora. Antes de que den el siguiente paso. Antes de que las porras sónicas empiecen a zumbar. Antes de que sea demasiado tarde. La desesperación es un arma poderosa. Y ahora mismo, es la única que tengo.

Transmisión recibida: 4/17/2025

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