Estoy solo de nuevo. Arrastrándome por otro túnel oscuro y estrecho, el metal frío presionando contra mí, la oscuridad total envolviéndome. La sensación es familiar, un eco de mi huida inicial de los Archivos, de mi desesperación en los conductos industriales.
Pero esta vez, es diferente.
Ya no soy el mismo Archivero asustado y despistado que tropezó con la Custodia. He sobrevivido. He enfrentado a los Cosechadores, al lodo psicoactivo, a los Mecanistas, a los Patrulleros de Chatarra. He interactuado con tres facciones distintas de este mundo subterráneo y he salido vivo, aunque no ileso. He usado mi poder, mi maldición, como un arma, por peligrosa e inestable que sea. Y ahora tengo un destino, un objetivo tangible en medio de este caos: el Corazón Silente.
Mientras me arrastro por el conducto de ventilación hacia los desconocidos Distritos Olvidados, siento que mi sensibilidad a los Ecos, esa parte de mí que tanto he odiado y temido, vuelve a enfocarse. La niebla residual del purgador se ha disipado por completo, pero la música de Scrappy, o quizás la experiencia traumática en la estación, ha dejado una marca. Mi percepción es más nítida que nunca. Ya no es solo ruido blanco y dolor. Puedo sentir las texturas de los Ecos, las capas de historia, las corrientes de energía residual que fluyen a través de la Necrópolis como ríos invisibles. Es abrumador, sí, pero también... informativo.
Y en medio de esa vasta y compleja red de resonancia psíquica, siento dos cosas con una claridad inconfundible.
Primero, muy por delante, en la dirección general hacia la que me dirijo, siento un punto de silencio absoluto. Una ausencia de Ecos tan profunda que es casi un sonido en sí misma, una nota grave y constante que resuena en el vacío. Es como un agujero en el tejido psíquico de la ciudad. El Corazón Silente. Es real. La Custodia no mintió. Existe. Y puedo sentirlo. Puedo navegar hacia él.
Pero también siento la segunda cosa.
Detrás de mí. Mucho más cerca de lo que me gustaría. Una perturbación en el flujo de Ecos. Una presencia fría, vacía, depredadora. Se mueve con un propósito silencioso y mortal, una onda de entropía psíquica que avanza a través de la Red.
El Cazador.
No lo he perdido. La sobrecarga en la estación solo lo retrasó, quizás lo confundió momentáneamente. Pero sigue mi rastro. Y se está acercando.
La persecución no ha terminado. Apenas ha comenzado.
Aprieto la mandíbula, el metal frío del conducto presionando contra mi frente. El miedo sigue ahí, un nudo helado en mi estómago. Pero ahora está mezclado con algo más. Determinación. Tengo un destino que alcanzar. Tengo un poder que quizás pueda controlar. Y tengo un perseguidor implacable a mis espaldas.
Sigo arrastrándome hacia la oscuridad, hacia el silencio prometido del Corazón Silente, sabiendo que cada metro que avanzo me acerca a mi santuario y, al mismo tiempo, reduce la distancia con la pesadilla que me persigue. La Necrópolis de Neón aún no ha terminado conmigo. Sus secretos más profundos y sus horrores más oscuros aún me esperan en los Distritos Olvidados.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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