Espero en el silencio artificial, mi intención proyectada hacia la máquina ancestral. Al principio, no pasa nada. La lenta rotación de los anillos cristalinos continúa, la luz blanca pulsa con su calma inmutable, el zumbido de baja frecuencia vibra en mis huesos. ¿Quizás no puede oírme? ¿O no quiere responder?
Pero entonces, siento un cambio. Sutil al principio, pero inconfundible. Una alteración en la energía de la caverna. Los intrincados patrones geométricos que cubren las paredes curvas y la propia máquina flotante comienzan a brillar con más intensidad. Su luz violeta oscura se profundiza, cambiando a un azul intenso, casi eléctrico. El zumbido de la máquina se eleva ligeramente en tono, volviéndose más perceptible.
Y la esfera de luz blanca en el centro... reacciona. Su superficie perfectamente lisa parece ondularse, y luego, como el iris de un ojo cósmico, comienza a abrirse, revelando no oscuridad, sino una profundidad aún más brillante en su interior.
En ese instante, los Ecos llegan.
Pero no son como nada que haya experimentado antes. No son los fragmentos caóticos y dolorosos de los Archivos, ni los susurros fantasmales de la Red, ni siquiera los Ecos primordiales del abismo. Son... curados. Organizados. Coherentes. Se vierten directamente en mi mente, no como sensaciones crudas, sino como una narrativa estructurada, una corriente de información visual y conceptual tan clara como si estuviera leyendo un archivo perfectamente conservado. El Nexo está respondiendo. Me está mostrando.
Veo ciudades imposibles, hechas de cristal y metal que cantan con luz propia, bajo soles alienígenas de colores extraños. Veo seres altos y delgados, parecidos a los Custodios pero más... fluidos, más orgánicos, junto a otras formas de vida aún más extrañas. Son los Arquitectos del Vacío. Manipulan la energía y la realidad con gestos y pensamientos, tejiendo luz y sombra, construyendo máquinas como este Nexo para estabilizar un universo que ya muestra signos de tensión, de deshilachado en sus bordes.
Veo el descubrimiento de la Cicatriz, esa herida en el espacio-tiempo. No la ven como una prisión, sino como una fuente de poder casi ilimitada, tentadora y terriblemente peligrosa. Veo debates entre ellos, facciones discutiendo si explotar ese poder o sellarlo para siempre, temiendo las consecuencias.
La visión salta. Eones después. La Era del Fulgor Tecno-Arcano. Una civilización diferente, quizás descendiente lejana de los Arquitectos, o una nueva que surgió sobre sus ruinas. Son más reconocibles, casi humanos. Sus ciudades se elevan hasta las nubes, vehículos silenciosos surcan los cielos, han fusionado la tecnología y la energía arcana hasta alcanzar cotas inimaginables. Pero veo su arrogancia, su hybris. Redescubren la Cicatriz, ignorando o desconociendo las advertencias del pasado. Intentan extraer su energía, jugar con fuerzas que no comprenden.
Y entonces, la Cacofonía. No es un evento único, sino un colapso en cascada. Al intentar extraer energía de la Cicatriz, debilitan la prisión del Devorador. La entidad entrópica se agita. Su influencia se extiende como una plaga psíquica, corrompiendo la Señal, la canción fundamental de la realidad. Los sistemas tecno-arcanos fallan catastróficamente, liberando Ecos tóxicos y radiación arcana incontrolable. La realidad misma comienza a desgarrarse. Las ciudades caen en la ruina. Millones, miles de millones mueren, sus gritos de terror y agonía añadiéndose a la cacofonía psíquica que ahoga el mundo, creando la Necrópolis.
Veo los últimos y desesperados intentos por contener la catástrofe. La creación de armas terribles. La activación de sistemas de defensa olvidados. El sacrificio de mundos enteros para reforzar la prisión de la Cicatriz. Y veo el surgimiento de los primeros Custodios: ¿seres modificados? ¿Inteligencias artificiales avanzadas? Diseñados o evolucionados para monitorizar el daño, para reparar la Señal rota, para mantener la coherencia de la realidad contra la estática entrópica.
Y veo el mapa estelar. Comprendo. No es solo una llave para abrir o cerrar la prisión. Es parte del mecanismo de contención original de los Arquitectos. Una herramienta para navegar las corrientes de Ecos alrededor de la Cicatriz, para aplicar energía estabilizadora... o desestabilizadora. Una herramienta de doble filo de un poder inimaginable, capaz de armonizar o destruir.
La avalancha de información, de visiones, de comprensión, es abrumadora. Jadeo, apartando mi conciencia del Nexo, mi cabeza dando vueltas, mi corazón latiendo con fuerza. He presenciado eones de historia, triunfos y catástrofes a escala cósmica. El Nexo me ha mostrado la verdad, o al menos, una versión coherente de ella. Y la magnitud de lo que está en juego, la fragilidad de la realidad, es más aterradora de lo que jamás pude imaginar.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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