Retrocedo hasta tocar la pared fría y húmeda de la cámara de mantenimiento. No hay a dónde ir. Las figuras oscuras de los Silenciadores comienzan a aparecer en la entrada del corredor, bloqueando la única salida visible. Siluetas amenazantes contra la penumbra, con visores opacos que ocultan cualquier rasgo humano y rifles de pulso levantados, apuntándome. Cuento al menos cuatro.
Y detrás de ellos, flotando silenciosamente como una mancha de oscuridad tangible, está el Cazador de Ecos. Sus múltiples ojos rojos brillan con una fría satisfacción, observándome como una araña observa a una mosca atrapada en su tela. La alianza impía es real. O al menos, una convergencia de intereses letal para mí.
"Archivero Silas", resuena la voz modulada electrónicamente del Silenciador que parece estar al mando. Suena impersonal, desprovista de emoción. "Se acabó la huida. Entregue los artefactos que porta y ríndase pacíficamente para su procesamiento."
Procesamiento. La palabra suena tan clínica, tan corporativa, y sin embargo, sé que significa algo terrible. Borrado de memoria, reeducación forzada, o algo peor. Y quieren los artefactos. El mapa estelar. El libro de los Arquitectos.
Miro a los Silenciadores con sus armas listas. Miro al Cazador, cuya mera presencia me hiela los huesos. Mis opciones parecen haberse agotado por completo. Estoy acorralado, superado en número, superado en armamento. Rendirme significa perderlo todo, convertirme en una herramienta o ser eliminado. Luchar parece un suicidio.
Pero entonces, recuerdo las palabras de Scrappy justo antes de irse: Confía en tus instintos. Y mis instintos, agudizados por el peligro constante, por la resonancia creciente de los artefactos que porto, me gritan una cosa: todavía hay una salida. Una que ellos no esperan. Una muy, muy peligrosa.
Mis ojos se dirigen instintivamente hacia arriba, hacia el techo oscuro y agrietado de la cámara de mantenimiento. Mientras mis perseguidores se concentran en bloquear la salida horizontal, siento una débil corriente de Ecos fluyendo desde arriba. Ecos de conductos de ventilación olvidados, de sistemas ambientales abandonados que serpentean por las entrañas de este nivel. Un camino hacia arriba. Hacia lo desconocido.
Es una locura. Probablemente esté sellado, bloqueado, o lleno de peligros peores que los que enfrento aquí. Pero es la única opción que no implica rendirme o ser desensamblado por el Cazador.
Tomo una decisión en una fracción de segundo. Cierro los ojos, ignorando las armas apuntándome, ignorando la presencia helada del Cazador. Me concentro hacia adentro, no en un Eco externo, sino en mi propia resonancia interna, en el poder que sentí despertar en la estación de tránsito, el poder que usé para abrir la puerta de los Arquitectos. Reúno toda la energía psíquica que puedo, todo el miedo, toda la desesperación, toda la voluntad de sobrevivir, y la proyecto hacia arriba con una fuerza explosiva, como una onda de choque de pura intención enfocada en un solo punto del techo.
¡ARRIBA!
El techo sobre mí cruje violentamente. Una sección de paneles metálicos oxidados y hormigón podrido se abomba hacia afuera con un gemido de metal torturado y luego estalla en una lluvia de escombros, polvo y chispas, revelando una abertura oscura y dentada hacia un conducto de ventilación vertical que asciende hacia la oscuridad.
Los Silenciadores, sorprendidos por la repentina y violenta explosión psíquica justo encima de mí, dudan por un instante crucial, sus armas vacilando. El Cazador sisea, una ráfaga de frío recorriendo la habitación, su forma ondulando por la perturbación.
Ese instante es todo lo que necesito.
Salto. Impulsándome con las piernas, salto hacia la abertura recién creada, mis manos agarrando el borde irregular y afilado del metal roto. Me impulso hacia arriba, introduciéndome en la oscuridad polvorienta del conducto, justo cuando los Silenciadores reaccionan y abren fuego. Los disparos de energía impactan contra la pared detrás de donde estaba, llenando la cámara con el olor a ozono quemado. Siento el silbido psíquico del Cazador lanzándose hacia mí desde abajo.
La oscuridad me envuelve mientras trepo desesperadamente hacia arriba por el conducto vertical, usando cualquier agarre que puedo encontrar en la superficie resbaladiza y oxidada. El sonido de los disparos y el eco mental del Cazador resuenan debajo de mí. No tengo ni idea de adónde lleva este conducto, qué peligros me esperan en la oscuridad. Pero me estoy alejando. Estoy sobreviviendo.
Y en la Necrópolis de Neón, por ahora, eso es lo único que importa.
Transmisión recibida: 4/17/2025
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